Carlos Guillermo Soto

Próximo a cumplir años… cercano al medio siglo y apenas comenzando a entender ciertas cosas… «se es Hijo hasta que se es Padre». Crecí en un entorno sui géneris para la Guatemala conservadora y atávica, tuvimos trabajadora doméstica a la que se le pagaban todas sus prestaciones, que comía con nosotros en la mesa lo mismo que nosotros, nunca sentí pertenencia a clase social alguna, aunque siempre estuve más cómodo con los hijos de obreros, pese a que las características propias de la condición socioeconómica me situaban en la Clase Media- «media tarada» diría Mafalda-; los ingresos de mis padres lograban que no fuera pobre, pero tampoco me hacían millonario.

Jamás percibí la vulnerabilidad y el riesgo de estar situado en esta clasificación en la que se sobrevive a costa del trabajo propio y cualquier evento que lesione la integridad del ingreso puede resultar en la caída de esa escala social.

Voy entendiendo el porqué del recelo, la desconfianza, la antisolidaridad, el individualismo a ultranza pregonado y practicado por muchos de mis coetáneos, todo por tratar de escalar en posición social sin importar la dignidad e integridad, ni por encima de quien se pase para lograrlo, o al menos para no descender de nivel.

Ahora capto con claridad definiciones usadas por mis padres y abuelos, y es más, ya puedo ufanarme de usarlas con propiedad; puedo categorizar a alguien como cachimbiro, arribista, lumpen, habida cuenta del entendimiento mismo de la clase social que al menos en teoría aún me sitúan, porque no es lo mismo situar que pertenecer.

Y ¿Por qué el jamón del sándwich?, por estar aprisionados, por entender que si no se cuenta con un plan de previsión social, o con ahorros ya se es una carga, que si no se juntan los ocho mil mensuales de la hipoteca se pierde la casa, aunque se hayan prestado 600 mil y ya haya pagado al banco casi un millón, y por pertenecer a un gremio donde si ve a un profesor honorable ético en aprietos económicos la mayoría voltea a ver hacia otro lado o algunos tienen el cinismo de decir «está jodido por bruto, fue director y después viceministro, entró y salió con el mismo carro y ni casa propia hizo».

Recuerdo al Director Médico de una institución que me dijo «así no va a hacer pisto, si sigue con esa su vocación de servicio mejor no hubiera sido Médico sino Trabajadora Social», años después le doné mi sangre y salvó la vida, hace poco sentí liporia y mucha pena al ver a una de sus nietas encarcelada por actos de corrupción.

Por eso los acontecimientos contemporáneos; por funcionarios lumpen, arribistas que abjuran de su origen cachimbiro.

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