Ayer, los grupos de poder paralelo y las estructuras de cúpulas de poder demostraron con absoluto descaro que no tienen intención de permitir que el país cambie y, por el contrario, se quitaron las máscaras para retar con toda la desfachatez posible a todos aquellos que hemos pedido que Guatemala avance y que empiece por eliminar los privilegios ridículos de los que gozan unos pocos para buscar el bien común.

Por supuesto, ¿qué se puede esperar de partidos como FCN Nación? si está integrado por potenciales investigados por delitos muy serios; o ¿qué esperar de diputados que eran de Lider y que anteriormente fueron de los partícipes de la campaña de Colom controlando las estructuras oscuras del financiamiento de partidos políticos? o los de UCN, viejos prematuros en la política criolla.

La verdad es que entre los tres poderes del Estado, que falsamente impulsaron la reforma al sector justicia, se planeó la eliminación de la iniciativa que venía, evidentemente, a castigarlos por medio de fortalecer la independencia y enriquecer la posibilidad de que la impunidad deje de cubrir a los diputados con antejuicio, cooptar las Cortes con gente como Blanca Stalling o Patricia Valdés y cuidar a los amigos y familiares del Presidente que junto a sus ministros están demostrando que nada cambió en Guatemala.

Pero la sociedad es la que menos ha cambiado. Porque si esto lo hubieran hecho a mediados del año pasado cuando la gente creía que “estamos haciendo historia”, “ya no somos los mismos”, “Guatemala ha cambiado”, a sombrerazos hubiéramos hecho que las cosas cambiaran.

¿Creen ustedes que todos los diputados que se resistieron al antejuicio actuarían como lo hacen si de verdad hubieran recibido el mensaje claro de que la casa tiene que ordenarse? Por lo visto, ellos siguen creyendo que tienen el derecho de que nadie se meta a investigarlos y que el Estado está obligado a protegerles sus transas a los diputados, alcaldes, Presidente, Vicepresidente, Gabinete, jueces y todos los demás “suertudos” de contar con tales privilegios para poder seguir actuando como les venga en gana con los recursos del Estado.

La verdad es que, como siempre, el trabajo se quedó a medias y que no fuimos capaces como sociedad de echar por la puerta de atrás a los que en lugar de llamarse representantes, mandatarios o servidores, tienen que ser calificados de operadores de los poderes ocultos pero ya desenmascarados que monopolizan los recursos del Estado.

Están felices en el Congreso, la Corte y el gobierno de Jimmy Morales. Vaya combo.

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