Francisco Cáceres Barrios
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No es primera vez que trato el tema del buen servicio que debiera prestársele a los clientes, especialmente cuando estos reciben bonificaciones, premios o regalos por las fiestas de fin de año que hacen elevar el consumo de infinidad de productos y servicios, por lo que en mi calidad de un simple y corriente consumidor me atrevo a sugerirles a los empresarios, no solo a los miembros de rimbombantes cámaras, gremiales o hasta del mismo CACIF, sino a todos, hasta al más humilde vendedor de shucos, tacos de carnitas o de algodones en los parques, porque finalmente todos somos empresarios, unos en flamantes “camionetonas”, otros en “picopitos” y muchos más empujando la carreta en donde se carga, exhibe y le vende sus antojos.
Si usted ocupa el primer lugar en las preferencias de sus productos o servicios ¡magnífico! Su reto será seguirlo conservando. Si ocupa el segundo, tercero o cuarto lugar ¡no importa! Seguramente sus deseos serán los de desbancar a sus competidores, lo que a la vez requiere capacitarse lo mejor posible y hacerlo también con sus dependientes, si es que los tiene, para recibir a la clientela con amplia sonrisa y demostrarle que busca conservarla para toda la vida. Ni piense hacerlo algún día de mala gana, aunque ese día uno de tantos locos motoristas le hayan chocado el carro, porque ello le da la apariencia al cliente que llegó para molestarlo o quitarle el tiempo.
Piénselo bien, ¿de qué sirve haber invertido en una masiva y costosa campaña publicitaria si cuando los clientes llegan el colaborador los recibe mal o displicentemente? ¿Para qué tanto esfuerzo en hacer el pedido de la mercadería, gestionado el crédito para financiar su costo y acondicionar el local para que el cliente se sienta cómodo al visitarlo si sus empleados, en vez de abrirle la puerta se la tiran por la cara? De nada sirve que Santa Claus ría en sus spots radiales con el clásico jo jo jo, si su flamante jefe de ventas lo primero que le dice al cliente es que del número, clase o tipo de producto que busca se agotó y ni siquiera se molesta en mostrarle la gran variedad de artículos que a usted tanto le costó inventariarlos.
Ahora, si usted es un empresario con CEO’s y tantas más posiciones con abreviaturas de caché que ahora se acostumbran, por favor, hágale honor a lo que usted publicita. Por ejemplo, si anuncia tener el más avanzado hardware y software, es ingrato decirle al cliente en la primera de cambios que “se le cayó el sistema” y que vuelva la semana entrante porque seguramente ya no va a regresar.