Por Rolando Alfaro Arellano
“Todo problema tiene algún punto por el cual
se deja vencer. Búsquelo y confiando en Dios,
atáquelo por ahí” (Balmes).
V
Resulta necesario reiterar los diversos hechos históricos por los que nuestro país ha pasado desde que, en el caso concreto, venimos argumentando, los habitantes del territorio nacional de una u otra manera han tenido que enfrentar. Ello, sin tener que criticar el abandono que desde hace varias décadas las autoridades educativas han venido cometiendo al borrar de sus programas de estudio los programas de civismo. Craso vacío que permite a los habitantes del país ignorar a sus connacionales bien nacidos que han dejado su vida en el trabajo honorable y ejemplar.
En ese sentido, creemos que la serie de artículos que venimos escribiendo pueden aportar con su granito de arena, especialmente a mis estimados lectores, para ser portadores de nacionalismo tan abandonado.
El tratadista Jorge Luján Muñoz refresca nuestra memoria al citar que los ingleses nunca aceptaron el razonamiento centroamericano de que la federación era heredera de España, y que, por lo tanto, los británicos en Belice solo tenían concesiones para explotar madera en la región entre ríos (Jorge Luján Muñoz, Breve Historia Contemporánea de Guatemala. Fondo de Cultura Económica de Guatemala. 2010).
El autor citado describe como se fue poblando nuestro territorio, inocentemente usurpado, así: La población de Belice creció sobre todo a base de inmigración de negros (esclavos o no) desde Jamaica y otras colonias británicas. En ese sentido, Luján Muñoz señala que no se conocen datos exactos acerca del aumento de la población descrita.
En consecuencia, ya podrán imaginarse mis lectores, el manipuleo y engaños que la gran potencia de Europa, de conocimiento de los guatemaltecos, utilizaron para adueñarse de nuestras tierras.
En consecuencia, las entidades de Derecho Internacional de Guatemala, los expertos en la materia comentada como la Asociación Guatemalteca de Derecho Internacional y Facultades de Derecho, están obligadas a analizar la posición y crisis que hemos venido sosteniendo con los beliceños vía Inglaterra.
Y, como lo señaláramos en otros artículos, en este tiempo que venimos viviendo urge defender nuestra tierra, antes que sea demasiado tarde; permitiéndome refrescar la memoria de mis lectores con el pensamiento del gran sabio Santo Tomás, así: “Nadie mejor que el dueño defiende lo propio”.
Continúa…