Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
Empiezo diciendo que nuestro sistema es una fábrica de migrantes porque somos un país donde puede haber crecimiento económico, modesto si se quiere, pero sin que eso se traduzca en beneficio para la población más pobre. Contra lo que dicen algunos cínicos o idiotas (o seguramente cínicos e idiotas), no podemos ser un país próspero cuando los indicadores del desarrollo humano son patéticos y la mayoría de los guatemaltecos viven en condiciones de pobreza y con tan escasas oportunidades que la gente tiene que ver la migración como el único camino para mejorar sus condiciones de vida y la de sus familias.
El presidente envió un mensaje a los migrantes de que no se dejen llevar por las noticias y que mantengan la calma. El señor Morales no tiene idea de lo que ya está pasando en Estados Unidos, porque no hace falta que haya deportaciones puesto que la campaña de Trump exacerbó el racismo y nuestros compatriotas en ese país ya están sufriendo las consecuencias. No puede ser que la Cancillería no sepa que hay actos groseros contra los hispanos, como le dicen a cualquier migrante latinoamericano, de parte de esa población blanca que se siente reivindicada por el triunfo en el Colegio Electoral obtenido de su candidato.
La deportación es una parte del problema, pero la forma en que ahora se plantea la situación del inmigrante sin papeles es terrible porque salvo el apoyo que han ofrecido algunos alcaldes de ciudades importantes, en el resto del país predomina la tesis de que todos son malvivientes o criminales, para decir lo menos, de acuerdo a lo que dijo el ahora presidente electo cuando reiteradamente habló del tema migratorio. Y eso se traduce en mayor dificultad para conseguir trabajos y, en consecuencia, un abaratamiento de la mano de obra que lo que traerá serias dificultades para subsistir allá y no digamos para enviar remesas.
El migrante está asustado no por las noticias de los medios, sino por la actitud de muchos norteamericanos que ahora sienten que pueden manifestar su racismo despectivo porque fue avalado por quien ocupará la más poderosa oficina del mundo. Creo que como en la Cancillería ahora están concentrados en cabildear en la Organización de Naciones Unidas para bajarse a Iván Velásquez, no le ponen atención a lo que es un tema en verdad preocupante. Aunque no se produzca la masiva deportación que había ofrecido Trump y de la que parcialmente parece haberse retractado, el migrante ve que se le vienen días difíciles no solo por una actitud menos tolerante de Washington, sino también por la forma en que reacciona parte de la población. Leyendo la prensa de distintas regiones de Estados Unidos se pueden ver las noticias de abusos cometidos contra hispanos y musulmanes y es importante establecer mecanismos de protección porque el migrante, por carecer de documentos, no denuncia ni se queja de violaciones a sus derechos y el Estado de Guatemala, causante de ese fenómeno de éxodo en busca de oportunidades, tiene la obligación de acompañar a nuestros compatriotas en estos momentos mucho más críticos de lo que creen nuestras autoridades.