Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

El titular de esta columna resume la Guatemala que hemos construido y que queda plasmada en unas declaraciones de Álvaro Arzú que recogió nuestro compañero Douglas Gámez en la nota “Arzú defiende a Morales y critica a medios de comunicación”. En una actividad de la semana pasada, el alcalde defendió al presidente Jimmy Morales, se quejó de los medios y de las reformas a la Ley de Contrataciones.

Arrancó diciendo que “la Presidencia que nosotros ejercimos fue fácil; la que tiene ahora el presidente Jimmy Morales es complicadísima porque las presiones se incrementaron”, argumentó Arzú.

Además, cuestionó el papel de las organizaciones de la sociedad civil en el país. “Ellos se autocalifican representantes de la sociedad, entonces no sé a quién represento yo, hay demasiadas organizaciones ejerciendo presión, influencia, bueno hasta boicoteando las actividades del Gobierno”.

Luego vino la guinda al pastel al expresar su molestia por la actual Ley de Compras y Contrataciones del Estado, porque la considera “disparatada” y mencionó que dificulta la ejecución presupuestaria de las alcaldías.

En ese sentido, ejemplificó las complicaciones con el proceso para la realización de bacheos de calles, las cuales dijo necesitan el permiso del Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Salud. “Por supuesto, no lo pienso cumplir (requisitos) y lo digo públicamente”, argumentó.

Para cerrar terminó diciendo de los medios lo siguiente: “Echan por tierra la labor empresarial en primer término, eso es lo más grave y arrastra a la ejecución del Gobierno y los gobiernos locales. La imagen está deteriorada, se tiene la impresión de que Guatemala es un país colapsado y es mentira”, justificó Arzú, quien considera que el país tiene problemas, pero aún es próspero.

Y digo que nos pinta de cuerpo entero porque si el alcalde tiene quejas de la ley, existen los remedios para intentar modificarla o que la declaren inconstitucional en lugar de abierta y cínicamente decir que no la va a cumplir. Quizá su hijo le puede pedir ayuda a Linares Beltranena y a los otros con los que quisieron desaforar a Robinson y entre todos puedan hacer una ley a la medida para que “nadie chingue”.

Dice que los medios echan por tierra la labor empresarial y habrá algunos que lo hagan, pero nada dice de cómo él y su MUNI echan por la tierra esa labor con la forma tan peculiar (por decirlo elegantemente) con la que se otorgan las licencias municipales con total discrecionalidad ni de la forma en que pactan el pago por impacto vial. Hay ocasiones en que la obra crea un taponamiento único, pero con tal de tener algo gris que enseñar, pide un paso a desnivel y da luz verde. En eso se resume la planificación en la ciudad del futuro.

Y qué decir del tema de la transparencia si al fin y al cabo, Arzú ha podido ejercer sus alcaldías como ejerció su presidencia, es decir, con total tranquilidad porque las autoridades del pasado y del presente no tienen ojos para el presidente que firmó la paz, pero ofrece “morongazos” a quienes subsisten en la informalidad.

Si él dice que los medios somos los embajadores de las malas noticias de Guatemala, él es el Rey y portavoz de la impunidad y de que las leyes en Guatemala sean para algunos pendejos, puesto que los más vivos e inescrupulosos, anuncian que nos las cumplen y que el Estado de Derecho es tan nulo como la transparencia en tu MUNI y en el gobierno de Morales que ahora tanto defiende.

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