Fernando Mollinedo C.

La sociedad está hastiada de los escándalos generados por las personas que utilizan el aparato gubernativo para realizar acciones ilegales en detrimento del peculio público; en otras palabras, los inmisericordes robos, estafas, apropiaciones indebidas, cohechos y otras conductas con las cuales se benefician ilegalmente en materia económica.

¡BASTA YA! de tanto hueveo a mansalva, pareciera que el Gobierno estuviera compitiendo a nivel mundial por el primer lugar en desprestigio de los valores que supone deben observar los funcionarios y empleados como servidores asalariados.

Da náusea y asco conocer cada semana un nuevo caso de corrupción, a este paso, ¿qué institución del Estado se salvará del latrocinio de quienes llegan a dirigirlas con el supuesto fin de realizar los objetivos sociales del Estado? ¿Qué compulsión maligna tienen en su mente para enriquecerse de forma ilícita a un ritmo superacelerado, como si fueran a vivir solo este invierno y desean gozar de los bienes y privilegios que nunca tuvieron?

¿Tanta fue la pobreza económica en los hogares donde crecieron y tantas sus limitaciones que tienen la creencia que ahora es la sociedad quien debe “compensarles” sus limitaciones y frustraciones de niñez y adolescencia? O ¿se sienten “superhéroes” que pueden hacer las operaciones administrativas fraudulentas para obtener ganancias ilícitas o robos descarados sin que se percaten las autoridades superiores?

¿El robo, desfalco, hueveo, timo o cualquiera otra forma de defraudación económica al Estado ha sido el interés primordial de hacer política para estar cerca de los gobernantes y que autorizaran sus nombramientos como jefes, directores, gerentes, comisionados, administradores, interventores o simplemente empleados? ¿Cuáles fueron las credenciales de honestidad, decencia y honradez que mostraron o les fueron requeridas a los funcionarios y empleados ladrones para ejercer cargos públicos?

Es lamentable vivir en un país donde la justicia se retuerce con el pago de favores; la ley se aplica a las personas más vulnerables, se desechan los valores tradicionales, se mata a mansalva, no hay seguridad ni paz espiritual para vivir tranquilos, vivimos en un ambiente de incertidumbre, miedo, desconfianza y criminalidad desbocada en todas sus manifestaciones ¿Qué será de nosotros los viejos, adultos y niños en un futuro cercano?

¿Habrá algún modo de sanear a las personas inmorales que dirigen las distintas instituciones, entidades y dependencias del Estado? Por supuesto, toda regla tiene su excepción, no es una generalización imperfecta porque hay servidores públicos honestos, honrados y dignos de ser emulados.

Debe parar la depredación del Estado; no hay trenes, la energía eléctrica es cara, el transporte público pésimo (a excepción del Transmetro), los puertos y aeropuertos son entrada de ilegales, la población le teme a la policía nacional civil y al igual que los soldados están de adorno, los comerciantes, industriales y agroexportadores siguen explotando a la clase trabajadora, no existen incentivos laborales y así pueden citarse mil y una calamidad más ¿COS QUE TANDEM CATALINA?

Artículo anterior“Un país desunido”
Artículo siguienteImplementación de controles fiscales internos para asegurar el cumplimiento tributario y cuidar el flujo de efectivo – Parte II