Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Ayer el vocero presidencial se echó otra de vaqueros, como la del pestañazo de don Jimmy Morales que él explicó como un sencillo y conmovedor momento de reflexión. Ocurre que la Fiscalía contra el Lavado de Dinero realizó un allanamiento en Casa Presidencial y en el Cuartel de Matamoros en busca de algunos documentos de cuya naturaleza nada se dice porque el caso judicial que aparentemente involucra a la Guardia Presidencial está en reserva, pero el portavoz del jefe del Ejecutivo dijo que era falso el allanamiento y que todo había sido un error porque, según él, los fiscales estaban buscando datos del Estado Mayor Presidencial que desapareció tras el gobierno de Alfonso Portillo.

La orden de allanamiento dictada por el Juzgado Undécimo de Primera Instancia Penal establecía claramente que se realizarían pesquisas tanto en la Casa Presidencial como en el Cuartel de Matamoros y ambas diligencias se realizaron. Nada hubiera costado al vocero de la Presidencia decir que se había realizado el allanamiento y que correspondería al Ministerio Público informar del hecho, pero como que no están acostumbrados a actuar con transparencia ni apegados a la verdad, siempre buscan la forma de retorcer las versiones para, según ellos, salir en caballo blanco.

Cuando lo del pestañazo del Presidente dije que el único capital importante que debe tener en su haber un vocero es su credibilidad porque sin ella no vale un centavo y, peor aún, compromete a quien le encomendó la vocería. Obviamente al actual portavoz del señor Jimmy Morales se le hace muy difícil su trabajo y hay que preguntarse si es que realmente él es así, es decir mentiroso, o si se tiene que volver mentiroso para cumplir las instrucciones que recibe. En todo caso, la credibilidad de la Presidencia se destruye rápidamente cuando hay evidencias de la falsedad.

Ayer, tras la publicación de La Hora, llamó insistentemente a nuestra redactora para decir que el Ministerio Público se había equivocado, repitiendo que buscaban el Estado Mayor Presidencial. Se le requirió que nos aportara pruebas porque nuestros reporteros habían visto la orden de allanamiento, y dijo que ellos no se habían quedado con copia, pero que los fiscales buscaban documentos del Estado Mayor Presidencial, entidad que sin duda por ignorancia suya o de la gente de la SAAS, confundió con la Guardia Presidencial.

Es obvio que hay una trama bien montada para atacar la credibilidad del Ministerio Público y de paso de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala y que la Presidencia de la República, comprometida por el ya también dormilón caso del hijo y el hermano del mandatario, se ha sumado con gusto al esfuerzo para desprestigiar al MP. Se habla de un error en el allanamiento del viernes en el que el morador de la residencia recibió a tiros al Fiscal que realizaría la diligencia y ahora de otro error al allanar la Casa Presidencial. En los dos casos los allanamientos estaban no sólo amparados por una orden judicial, sino justificados por la persecución penal que le corresponde a la Fiscalía. Pero el objetivo es obvio y se trata de un oscuro medio de defensa de muchos sindicados o temerosos de ser sindicados. Atacar al MP es, hoy por hoy, prioridad de la mafia.

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