Fernando Mollinedo C.

Ustedes votaron por ellos, creyeron en sus ofertas y promesas respecto a mejorar condiciones de vida de la población, optimizar el sistema educativo, limpiar las instituciones de tanto funcionario y empleado ladrón, saneamiento del sistema de Salud, mejorar las carreteras, promover empleo, manejar las instituciones con honradez y “transparencia” entre otras.

Claro, fueron puras babosadas con las que los políticos de la “vieja y nueva política” volvieron a engañar a toda la bola de ciudadanos incautos, cándidos, inocentes, crédulos y confiados por no decirles con palabras coloquiales los calificativos populares que se merecen. Entiendo que en nueve meses no es posible hacer todo lo prometido y de acuerdo al dicho popular que “lo prometido es deuda”, hasta el momento no se ve que haya “voluntad política” para honrar las promesas y palabra empeñada.

Lo anterior induce de manera concreta a pensar que la misma población al “elegir” a sus nuevas autoridades estaba consciente de lo que estaba haciendo; es decir, sabía lo que hacía en ese momento (votar) en un acto “libre, soberano, independiente, sin coacciones ni amenazas”, en otras palabras, en ese momento, quienes votaron por las actuales autoridades, depositaron su confianza en la “integridad, solvencia moral, responsabilidad, dignidad, respeto y decoro” de los candidatos.

Ahora nueve meses después de haber tomado posesión, la población votante mira con horror que “sus candidatos” les mintieron, que no han parido las soluciones ofrecidas, que fueron puras “pajas”. ¡Ah! Pero ¿No que sus candidatos eran lo mejor que se les presentaba? O ¿Fueron los que mejor pagaron por su voto? ¿Valió la pena la playera, el encendedor, las láminas, las bolsas con alimentos, la gorra o el poco efectivo que recibieron?

La realidad no cambió, todo sigue igual, la pobreza intacta, la clase media con todos sus estratos sigue trabajando, los ricos haciéndose más ricos a costa de los trabajadores mal pagados y los políticos haciéndose nuevos millonarios realizando los negocios que urden gracias al voto que usted les dio.

¿Para qué protesta, si usted prácticamente autorizó a estos delincuentes para que sigan hueveando cantidades millonarias de las arcas del Estado? ¿De qué le sirve protestar? Que en la plaza, el Twitter, Facebook, Instagram, cantinas y/o bares de cualquier categoría en la zona viva o en la zona muerta, en la “U” protestando por el actual estado de cosas; ¿para qué protesta, si usted mismo los autorizó?

¿Hasta qué punto es cómplice en todo este berenjenal la población que les otorgó su voto? MUY BIEN, entonces ¿Qué va a hacer? ¿Seguirá protestando sin que lo escuchen? ¿No que muy macho pues? ¿O les dio el poder a los políticos para que hagan lo que se les dé la gana con las instituciones y dinero del pueblo? PORQUE EL DINERO ES DEL PUEBLO, NO DEL ESTADO, ES DINERO NUESTRO.

Bueno, como dijo una mi conocida objeto de malos tratos por parte de su marido: “Voy a ver hasta dónde llega” y le respondí: “No vas a ver hasta dónde llega, porque de repente te va a matar y ya muerta no podrás ver ni sentir nada”.

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