Roberto Arias

Al Lago de Amatitlán se le pudo haber revertido la contaminación hace muchísimos años, pero la sumatoria y la persistencia contaminante llevó al cuerpo de agua a rebasar el límite de la reversa que se le pudo dar hace unos sesenta o setenta años, si los políticos no hubieran sido manejados por los industriales y comerciantes que les proporcionan dinero a raudales antes, durante y después de las elecciones. Esto, obviamente, incluye a la sempiterna corrupción de los diputados. ¿A alguien se le ha ocurrido ver cuáles son los activos de diputados enquistados durante diez o treinta años?

AMSA, pero ni en chiste ha cumplido con lo postulado ni ha entregado cuentas de más de 250 millones de quetzales desde su inicio, aparte de los millones de dólares que se sabe donados por países amigos. Si AMSA hubiese trabajado conforme a lo establecido para su creación, el lago se hubiera beneficiado. Medio limpiar la basura que arrastran los afluentes es sumamente torpe. Lo que debe hacerse es evitar que entre la basura al lago y… ¿Cómo?

El trabajo que debió hacer la Autoridad del Lago desde su inicio, fue hacer que Arzú, siendo presidente, propusiera una ley al Congreso para evitar que las comunidades viertan sus aguas negras al lago mediante los ríos en su cuenca. Una ley nacional para evitar el desastre en Amatitlán y en los otros siete lagos principales del país. Ese es un paso que debe darse para proteger lagos que aún pueden dar marcha atrás en su contaminación, incluyendo las toneladas de basura que se le tira a Honduras en su golfo por medio del Río Motagua y sus afluentes.

Pero como la creación de AMSA y otras «instituciones» creadas por el ahora enclenque alcalde capitalino, no han tenido más función que desviar los dineros que legalmente debe proporcionar el Estado de Guatemala para su funcionamiento; esos dineros corren hacia bolsillos extraños en lugar de servir para proteger los intereses del Estado de Guatemala y de sus habitantes, como debería ser.

La contaminación global del lago se debe al monumental abuso de su cuenca por los mismos guatemaltecos. La cuenca del lago comienza en San Pedro Sacatepéquez, por ese lado. Toda la contaminación de ese municipio arrastra la de poblaciones hacia abajo, incluyendo Ciudad San Cristóbal y todos los cientos de miles de casas, colonias, caseríos y poblados en todo el derredor; pasando por la calzada Roosevelt y todas sus industrias -grandes, medianas y pequeñas-, quienes no han querido invertir un sólo centavo para limpiar las aguas de sus tubos de salida.

La deforestación masiva para urbanizar Ciudad San Cristóbal, El Naranjo y últimamente el complejo de Cayalá con sus miles de casas, centros comerciales, condominios, etc., le han hecho un daño irreparable a la ciudad de Guatemala y, obviamente al Lago de Amatitlán, dándole los últimos golpes certeros para que su muerte sea más pronta.

¿Y qué puede hacer AMSA? …Pues únicamente pedir más millones para medio limpiar la basura del lago. Ridículo. ¿No cree el amable lector?

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