Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Sin duda de ninguna especie, las personas que se postularon para ser electas en los diferentes puestos de elección popular para el Organismo Ejecutivo, Legislativo y corporaciones municipales, deben comprender si su gestión será en buena parte el producto de sus decisiones y de las asesorías que les orienten en la gestión pública.

Si no escuchan y comprenden que todo ser humano puede equivocarse, por el poder temporal que les otorga el cargo, serán menos eficientes que si escuchan y analizan el cumplimiento de la obligación de gobernar en la búsqueda del bien común.

Un país como lo es Guatemala, donde la pobreza, la extrema pobreza, la concentración de la riqueza se encuentra como lo evidencia la información estadística, los gobernantes son aún más responsables de buscar y encontrar la redistribución de la riqueza para que cada jefe de hogar pueda contar con los ingresos que le permitan comprar la canasta básica alimenticia y cumplir con las metas que todos deseamos para que nuestras familias vivan como seres humanos y no solo subsistan.

La carga tributaria del país es la más baja de todo el continente, salvo Haití; los impuestos directos son los que menos se aplican y, normalmente, los grupos de poder organizados insisten que los impuestos indirectos deben de aumentarse y emplearse la base tributaria, no reconociendo que la concentración de la riqueza es sin duda alguna el mayor problema y el factor que impide disminuir la pobreza.

Por ello, antes que concluya el año, el Ejecutivo se verá en la obligación de revisar los salarios mínimos y al hacerlo tendrá que comprender que el mismo salario requieren para vivir y sostener a su familia los trabajadores de la maquila, del sector agrícola, así como los de las áreas urbanas.

Por tanto, debe unificar en un solo salario mínimo al país y actualizar dicho salario contemplando de forma retroactiva la inflación; es decir, el aumento que los productores le han aplicado a lo que producen.

Un niño, no importando donde viva, necesita nutrientes: huevos, leche, carbohidratos y proteínas; si en sus primeros cinco años se le nutre adecuadamente su cerebro estará preparado para la educación primaria y su cuerpo podrá reaccionar.

Ningún programa social subsidiario, sea un bono en dinero o una bolsa alimenticia, tiene el mismo impacto que un salario mínimo justo y adecuado que le permita a sus padres poder adquirir la canasta básica alimenticia para el hogar.

El presidente Jimmy Morales y el vicepresidente Jafeth Cabrera tienen que demostrar que son capaces de actuar y decidir en tan importante tema como es el salario mínimo, si no lo hacen demostrarán que no saben ser ni hacer para el pueblo que los eligió y por consiguiente merecerán el repudio de los votantes.

Lo mismo se le aplica a cada uno de los alcaldes, ellos tienen que comprender que lo que reciben en aporte constitucional y en IVA-Paz no es para aumentar sueldos, para comprar equipo, por el contrario, debe ser invertido, como lo indica el mandato constitucional, en salud, en educación y la infraestructura municipal.

¡Guatemala es primero!

Artículo anteriorMoral política, moral social
Artículo siguienteParches constitucionales versus Asamblea Nacional Constituyente