Juan Fernández
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En 1944 el complejo sistema mundo capitalista experimentaba una serie de reacomodos y cambios. En lo político dominado por la guerra, los jóvenes en ambos frentes iniciaban la ofensiva para la recuperación de los territorios de Europa hasta llegar a la victoria. En el plano económico se definían las características fundamentales del sistema monetario y financiero internacional con lo cual se delimitaron los principales rasgos característicos del desarrollo principiando por la asignación de recursos y el papel dentro del nuevo orden. En el ámbito social y cultural, fue en ese año cuando Juan Domingo Perón conoció a Eva Duarte durante una gala benéfica en el Luna Park de Buenos Aires. Esta coyuntura condesó tendencias y procesos hasta estos días de globalización neoliberal.
En la Guatemala de los años 40 la inconformidad de las juventudes era patente. El entorno de atraso general en la economía estaba caracterizado según Guerra-Borges por un primitivismo productivo y falta de oportunidades, en este punto de la historia el régimen político dictatorial en el país había llegado a su límite, y a su vez la inminente derrota sobre el fascismo al otro lado del atlántico habían generado amplias expectativas en torno a los futuros tiempos en democracia. Estos elementos fueron cruciales para la generación, cambios políticos y sociales en el país con lo cual se dio inicio a uno de los tiempos de mayor claridad, compromiso y adelanto que ha vivido el país: La Revolución de Octubre de 1944.
El ideario de la Revolución lo enarbolaron jóvenes como Manuel Galich, el verbo de la Revolución, dramaturgo y abogado quien sería ministro de Educación, diputado al Congreso Nacional y diplomático; también resaltó Alfonso Bauer Paiz, a quien tuve el privilegio de conocer, él fue ministro de Economía, presidente del Banco Nacional Agrario, diputado al Congreso durante la Revolución y después de la Firma de la Paz; dentro de este grupo de intelectuales y políticos por su posición preclara de defensa de los intereses nacionales sobresalió Guillermo Toriello Garrido, diplomático de la dignidad de los pueblos de América Latina, un joven de la Guatemala revolucionaria que luchó por la libre autodeterminación de los pueblos y la integración regional.
En estos días que conmemoramos la gesta cívica del 20 de Octubre al igual que en aquel octubre existen razones para pensar sobre un futuro incierto, fundamentalmente para los jóvenes, ya sea que provengan del campo o de la ciudad el sistema les obliga a pasar grandes temporadas carentes de empleo, y cuando al fin lo encuentran este es temporal y sin garantías de estabilidad para pensar en el mañana o adquirir una vivienda para conformar una familia. Para esta generación no existe un referente de servicios públicos de educación o salud, y en política partidista son prácticamente invisibilizados o relegados a tareas sin trascendencia, este es el país que están heredando quienes detentan el poder.
Pensar en simplemente reparar un viejo orden significa desconocer la desconfianza que existe hacia las elites y en la injusticia social. Los Jóvenes lo viven de forma cotidiana al igual que lo vivieron quienes un 20 de octubre tomaron la decisión de hacer historia y procurar un país más justo y digno.
P.D. Felicitaciones a la Escuela de Ciencia Política de la Usac, Centro de Estudios Latinoamericanos “Manuel Galich” y Embajada de México por la realización del foro Vigencia del ideario de la Revolución de Octubre de 1944 en el marco de la presentación de la obra completa de Guillermo Toriello Garrido El Canciller de la Dignidad.