Jorge Santos
Cada 20 de octubre conmemoramos un aniversario más de la gesta revolucionaria, porque sabemos las dimensiones políticas, sociales, políticas y culturales que tuvieron aquellos acontecimientos que se vendrían luego del derrocamiento de la tiranía y el terror impuestos por Jorge Ubico. La Revolución de Octubre se fue gestando al amparo de muchos años de opresión, de políticas altamente excluyentes y que sometían a la población, particularmente a la indígena, a esclavitud, de un atraso colosal que estaba enmarcado en el más alto servilismo del tirano, que prácticamente regalaba importantes espacios de nuestro territorio, para que fuese de beneficio exclusivo de grandes capitales estadounidenses y alemanes.
Luego del derrocamiento del régimen opresor, la Revolución impuso rápidamente una lógica totalmente distinta, que rompe con la visión hasta ese momento impuesta. En lo político el régimen revolucionario va a instaurar una verdadera democracia, donde todos y todas iban a tener una importante cuota de participación. Por primera vez en la historia patria las mujeres y los Pueblos Indígenas tendrán el derecho al voto, se erradican las formas de esclavitud representadas entre otras en la eliminación del castigo a la “vagancia”, se dará el verdadero peso a cada organismo del Estado. Los Partidos Políticos a partir de esta apertura democrática, crecerán y se formarán verdaderas estructuras con ideologías claramente definidas o bien con el libre ejercicio del debate y discusión política.
En lo económico, el avance va a ser encomiable. Luego del atraso al que estábamos sometidos, prácticamente basada nuestra economía en la producción de dos productos para la exportación con cero valor agregado, se impulsa la producción del té verde y la citronella, así como el algodón incorporándoles valor agregado, al someterlos a proceso industrial antes de su exportación. Se mejora considerablemente el hato ganadero y se fortalecerá el mercado interno, a partir de la implementación del modelo de sustitución de importaciones. Es en este periodo, en el que el Estado guatemalteco no asume deuda externa y cuenta con importante superávit en su Presupuesto. Este esquema se fortalecerá en el segundo gobierno de la Revolución, donde se impulsa la expropiación de importantes extensiones de tierra para el impulso de la Reforma Agraria, la construcción de la carretera de la Ciudad de Guatemala a Puerto Barrios y la construcción de la Hidroeléctrica Jurún Marinalá, lo cual romperá con los monopolios extranjeros.
En lo social y cultural, la Revolución tuvo avances extraordinarios que no alcanzarían varias columnas para nombrarlos. Pero esta fecha es importante en el sentido de repensar nuestro rol, trabajo y participación política, precisamente en este momento en los que importantes bloques de la juventud, han decidido voltear su mirada hacia lo fundamental e intentar la transformación del país. Debemos pensar que la Revolución o es total o no será y que ello tiene que ver con el poder constituido, al cual o lo derrocamos como en aquel 20 de Octubre de 1944 o se reconstituirá y la opresión será aún mayor.