Leyendo a Jimmy Morales ayer al comparar la situación entre Guatemala y Estados Unidos por no haberle aprobado un estado de Calamidad que su gobierno insistentemente pide para gastar sin control, nos parece que quisiera calificar a la sociedad de injusta o de bruta por no comprender que su forma de hacer política es así, simplemente sin el más mínimo compromiso con la transparencia.

Para empezar, tenemos que recordar que siendo Presidente electo de Guatemala, retiró a su equipo de trabajo en la discusión del proyecto de presupuesto porque simplemente no tenían ni idea de qué se trataba.

Si hubieran tenido un plan, un norte o al menos mínima idea de las intenciones de su gobierno, pudieron plantear las necesidades financieras que sus programas requerían. Sin embargo, ante la ignorancia y total incapacidad de armar un proyecto así, pidió a su equipo que se apartara de cualquier tipo de discusión respecto al presupuesto.

Pero ahora lo que quiere es que, siendo el Presidente de un gobierno que no puede ejecutar cumpliendo con las normas de transparencia, simplemente trata de eliminarlas. En Estados Unidos sufrieron un huracán que ya en Haití había costado vidas, mientras que el argumento del gobierno para decretar el estado de excepción fue la urgencia en gastarse diez millones de quetzales que la Conred no podía ejecutar adecuadamente. En otras palabras, fue una medida ideada para gastar libremente o para silenciar a los críticos y punto.

Pero, por otro lado, la simple comparación entre Obama y Morales es ridícula. ¿Alguno de los lectores ve posible que Obama mande al Senado a un financista de campaña como Melgar Padilla para darle inmunidad? Por supuesto que no y menos que el hermano del Presidente ande de oficina en oficina visitando a fulanos y menganos para que le hagan sus transas.

No cabe la comparación porque lo que quiere Morales es que le dejen el arca abierta, aquella en que hasta los justos pecan. Los métodos de control en la ejecución se hacen precisamente para evitar que cualquiera haga sus negocios de manera antojadiza y beneficiando a sus socios igualmente si son financistas de campaña, los cooptadores, quienes les dan vivienda y dinero a manos llenas para cualquier cosa.

Obama es un estadista en quien los partidos Demócrata y Republicano saben que pueden confiar porque, en una emergencia como el huracán Matthew, utilizará los fondos para ayudar de inmediato a los afectados.

Entonces comparar nuestras lluvias con el huracán está fuera de lugar porque aquí, de prevención, no tenemos siquiera la menor idea.

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