Es importante destacar el amparo interpuesto por Helen Mack, presidenta de la Fundación Mirna Mack, contra la elección de Silvia Patricia Valdés Quezada como presidenta de la Corte Suprema de Justicia para el período 2016-2017.

Dicha elección fue realizada con métodos apresurados y sin cumplir con la normativa legal, bajo la presión de los grupos que se reflejan en una de las figuras más oscuras que hay en el sistema de justicia de Guatemala: Blanca Stalling.

Hay que recordar que Stalling hizo la maniobra de separarse del cargo por un tiempo con lo que se aprovechó de la olvidadiza sociedad guatemalteca para evitar tener que renunciar como lo han hecho otros magistrados como Aguilar o Charchal con serios vínculos a casos de corrupción, pero seguramente con las manos más limpias que Stalling.

La Corte Suprema de Justicia ha terminado en el ojo del huracán porque aun cuando la sociedad parece que no lo ha percibido, resulta que en cada caso de corrupción y principalmente en los de mayor envergadura, hay involucrado alguno de sus magistrados.

Y lo más complicado es que muy pocos son los que reaccionan en Guatemala. Ha quedado claro que la necesidad de intervenir las Cortes y de secuestrar institucionalmente el sistema, era precisamente para poder tener todo el control de los negocios bajo los poderes reales que se parten y reparten los bienes y recursos del Estado sin la más mínima preocupación por la pobreza extrema en que vive tanta gente como consecuencia de su avaricia.

La impunidad llega a niveles escandalosos porque resulta que esos mismos jueces y magistrados que reciben plata por un negocio, lo hacen de todas las ramas de crimen organizado y con ello vuelven inoperante un sistema de justicia que posteriormente no logra actuar contra delitos como las extorsiones, la violencia doméstica, la agilización de los procesos y el mismo sistema penitenciario.

Vender la instancia judicial tiene esos efectos terribles en el Estado y es por eso que el avance que se ha logrado para derrumbar los muros de protección con los que se refugiaban estos cooptadores del Estado, no puede detenerse con las maniobras ni de Stalling ni de la «porrista» de Jimmy Morales, Patricia Valdés.

Es urgente que se revise el procedimiento viciado con el que se llevó a cabo la elección, pero también debe entenderse que con personas con los principios de Stalling en la CSJ, el resultado será siempre tan oscuro como sus principios.

El apoyo a la Fundación Mack y a su Presidenta, es porque siempre hemos pedido que se reaccione ante los abusos de los poderes paralelos y ellos lo están haciendo.

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