Francisco Cáceres Barrios

Hizo muy bien el licenciado Jorge Eduardo De León Duque, Procurador de los Derechos Humanos, al recordarnos que en el presente mes se conmemora el Día Internacional de las Personas de Mayor Edad por la Organización de las Naciones Unidas, por lo que es oportuno hacer conciencia entre quienes dirigen los destinos de la nación que los mayores de 60 años somos casi 700 millones en el orbe, lo que resulta más del 20% de la población mundial y que la esperanza de vida en todo el mundo ha ido aumentando al punto que a fines de siglo llegará a los 81 años. ¿Impactante verdad? Y más lo sería si quienes tienen en sus manos el desarrollo de políticas públicas se pudieran comprometer a velar porque se eliminaran todos aquellos riesgos para que no solo propicien el disfrute pleno de sus últimos años de vida, sino lo hicieran rodeados del confort y de la seguridad indispensable.

Hace pocos días tuve la mala impresión de presenciar la caída de una persona de mayor edad quien, debido al lamentable estado de la gran mayoría de aceras del Centro Histórico, violentamente se precipitó a tierra al tropezar con una tapadera rota del agua municipal. No le dio tiempo para nada, ni para meter sus manos para proteger rostro y dentadura, para evitar sufrir varios golpes contusos, por lo que tuvo que ser asistido por varias personas que solícitamente le ayudamos a levantarse y prestarle una mínima asistencia. Mientras agradecía la diligencia empleada para ayudarlo, se quejaba que hacía pocos momentos, en el crucero de la esquina, un vehículo por poco lo atropella debido a la borrada pintura en el llamado “paso de cebra” que delimita el lugar en que los peatones podamos atravesarlo. El olvido de los alcaldes por la tercera edad es más que notorio y no solo en las calles del centro de la ciudad, sino en las edificaciones modernas en donde ni aceras dejaron a los peatones.

En Guatemala la población guatemalteca de mayor edad en el año 2010 era ya de 627 mil personas, lo que para el 2020 podrá llegar a 2 millones 556 mil, 658 personas, lo que representa un considerable número que requiere de la atención de las autoridades, tal y como se hace en tantos lugares de América, Europa y otros más en donde se les brinda la mejor atención, y sobre todo, no se les trata como si fuera material desechable, sino con la mejor consideración, sin dejar de lado que lo que se haga por ellos, también va en beneficio de la comunidad en general. Políticos, piénsenlo bien, los viejitos también votamos.

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