Raúl Molina

En virtud de una invitación para participar en la Conferencia Pierre du Bois, en Ginebra, Suiza, tuve la oportunidad de viajar a Turín, la capital de los Salesianos, para tener reuniones con la solidaridad italiana con el pueblo de Guatemala. Por un lado, analizamos con profesores de la Universidad de Turín que estudian América Latina y el Caribe la situación actual de dicha región, en donde el péndulo político parece moverse hacia la derecha, forzado por los sectores de poder y la administración de Obama. No fue difícil llegar a la conclusión de que toda lucha en favor de las mayorías de nuestros pueblos y las minorías discriminadas en los países “desarrollados” merece nuestro apoyo y que urge plantearnos su unidad y coordinación en el plazo más corto posible. Posteriormente, la reunión fue con miembros de los comités de solidaridad con el pueblo de Guatemala, los cuales, pese al abandono por parte de las fuerzas sociales y políticas de nuestro país, siguen esforzándose por apoyar los movimientos y proyectos de los sectores populares y pueblos indígenas en Guatemala.

Fue motivo de especial satisfacción encontrarme con más de 50 personas, algunas militantes de la solidaridad que llevan más de treinta años de acompañar los sueños revolucionarios por establecer una Nueva Guatemala, y otras, jóvenes de diversos sectores, que están convencidas de que países como Guatemala, particularmente sus sectores más pobres, necesitan del apoyo de la solidaridad internacional. Como era de esperarse con las personas de gran sensibilidad que nos apoyaron para llegar a la paz -todas ellas guatemaltecas de corazón- están hoy también involucradas en luchas más inmediatas, como la defensa de la clase trabajadora ante el embate neoliberal y el tratamiento humano de las y los migrantes, principalmente de África. No dejan de contribuir, sin embargo, a la siempre necesaria defensa de los derechos humanos y la lucha por la democracia en Guatemala. Por ejemplo, al enterarse del acoso judicial contra Amílcar Pop, diputado de WINAQ, por parte de la derecha intransigente, de inmediato se propusieron redactar una carta, con el respaldo de muchas firmas, para exigir a las autoridades guatemaltecas que se detengan las agresiones legales o físicas contra los dirigentes progresistas del país, y en este caso en particular, en defensa de Amílcar. Analizamos conjuntamente los acontecimientos de Guatemala en los últimos 20 años, ahora que se acerca la conmemoración de la firma de los Acuerdos de Paz, hecho histórico al cual aportaron su grano de arena desde suelo europeo. Analicé para las amistades italianas los logros y fracasos del proceso de implementación de dichos acuerdos y destaqué el desperdicio que los sucesivos gobiernos, de Arzú a Morales, han hecho de los mismos. Igualmente, señalé las fallas que desde los colectivos de centro-izquierda hemos tenido. Reconocimos la validez que aún conservan los Acuerdos, que siguen siendo metas y a la vez deuda con la población y coincidimos en que sin una transformación profunda del Estado guatemalteco será imposible que los Acuerdos terminen de cumplirse de manera cabal.

Artículo anterior¿A dónde vas Jimmy, a dónde vas?
Artículo siguienteAlimentos para una vida mejor