Félix Loarca Guzmán

El pasado lunes se produjeron dos acontecimientos de gran trascendencia para el continente americano; por un lado, la firma de la paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, FARC, y por el otro, el debate en Estados Unidos de los candidatos a la presidencia, el acaudalado empresario Donald Trump, del Partido Republicano, y la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, del Partido Demócrata.

En Guatemala, algunos medios de comunicación dieron prioridad al debate de los candidatos estadounidenses, llegando al extremo que sin interrupción retransmitieron la señal de una cadena de televisión con sede en la ciudad de Atlanta. Esos medios con una actitud casi malinchista relegaron a un segundo plano, la firma de la paz en Colombia, que históricamente tenía que ser más importante para nosotros como latinoamericanos.

La suscripción del acuerdo de paz se celebró en la bellísima ciudad de Cartagena, Colombia, ante la presencia del Secretario General de las Naciones Unidas, de un buen número de jefes de Estado, cancilleres de la región y jefes de delegación de numerosas entidades internacionales.

De esta manera, comenzaron a sonar los tambores de la paz a lo largo y ancho del territorio de Colombia, poniendo fin a más de cincuenta años de enfrentamiento armado, además de sentar las bases de un país de futuro.

La firma de la paz será sometida a votación el próximo domingo mediante un plebiscito, en el que los colombianos podrán ratificar o rechazar el documento que dio por finalizada la guerra, que por más de cinco décadas desangró al pueblo, con el saldo trágico de miles de muertos, miles de desaparecidos y miles de desplazados.

Las armas de fuego de ambos bandos finalmente quedaron en silencio, dando paso a una era de paz. Y aun cuando la guerra terminó, el conflicto social continúa vigente, resaltando los altos porcentajes de la población que viven en la pobreza, en el marco de una profunda desigualdad, en que unas pocas familias tienen gran comodidad, mientras la mayoría sigue agobiada por la miseria, el desempleo y la marginación social.

En cuanto al debate de los candidatos presidenciales en Estados Unidos, muchos analistas, coinciden en que la señora Clinton tomó la delantera, situándose con mejores posibilidades para ganar las próximas elecciones presidenciales.

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