Desde pequeños, los padres intentan enseñar y remarcar que hacer las cosas a medias es como no hacer nada y, sinceramente, con la elección de ayer en la Corte Suprema de Justicia y con las situaciones que vemos en el Congreso y en el Organismo Ejecutivo, tenemos que aceptar que ni siquiera a medias llegamos con la famosa reforma del Estado.
Y es que quienes se han mostrado contentos por haber sacado a los del Partido Patriota, parece que no han notado que doña Blanca Stalling y su banda han retomado el control de la CSJ con la fuerza que se necesita para que su peona haga el trabajo de proteger a los acusados e investigados en casos de corrupción.
La magistrada Patricia Valdés ha manifestado públicamente su respaldo a Jimmy Morales y le ha apoyado en el momento que pasa por la vinculación de su hijo y hermano con el caso del Registro de la Propiedad. Pero eso termina siendo lógico cuando ha sido Blanca Stalling, la personificación de los poderes ocultos y de la mano larga en el Estado, quien la propuso para que sea su títere en este importante período que le tocará vivir a la Corte.
Y es una pena que el esfuerzo esté “a medias”, justamente ahora que nos tocará volver a enfrentar el proceso de investigación por financiamiento ilícito de las campañas y profundizar en la participación de personajes de alto perfil en hechos de corrupción.
Jimmy Morales regresa al país y seguramente volverá a estar refugiado de la opinión pública y en un momento en que su Vicepresidente salió muy mal al querer presentarse como el conductor de un vehículo que en el caso del gobierno no tiene ni motor, ni ruedas y mucho menos orientación de hacia dónde quiere ir. Eso sí, está estacionado a la orilla del barranco y muchos sienten que se cae.
Pero volvemos con que el problema no es que haya Morales, Cabrera, Stalling, Giordano, Taracena, Rabbé, Fajardo, Melgar Padilla, Aizenstatd, Torres, y los familiares que parece que igual se asocian con Anabella de León que con “don Fantasma”.
El problema real es que la sociedad sigue siendo la misma, indiferente y tolerante que deja que le pasen encima y por eso es que la cabeza de los grupos paralelos, como Stalling, “ordena” quién preside la Corte mientras que en Casa Presidencial debe haber empujones entre todos para mantenerse escondidos atrás de las puertas.
Nos preocupa y mucho que el descaro con que hacen las cosas nos demuestra que ya comprendieron que como sociedad no valemos nada.