Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

Con el afán de “controlar los daños”, el presidente Jimmy Morales anunció que su hijo y su hermano Sammy están siendo investigados. El mandatario quiso “desactivar la bomba” y advirtió que no hablaría más del tema, pero al contrario, la activó y las dudas sobre su idoneidad no desaparecerán en los días venideros por más que él no desee hablar de eso. Ya hoy están arraigados los familiares del Presidente, y eso nos indica que la cosa sigue y la investigación avanza.

Ahora sí me hace sentido porqué el Presidente se mostraba reacio a entrarle de lleno a los problemas de fondo, a cambiar el sistema para tener reglas diferentes de financiamiento (el Fulano y Mengano lo financió y por eso es diputado), a tener una matriz diferente de compras, a darle cara vuelta a la estructura de la Contraloría de Cuentas, a darle más fondos al MP y a la justicia, a invertir en la salud y la educación con verdaderos planes que permitieran cambios que incidieran en la calidad de vida de los guatemaltecos.

También me hace sentido porque el Presidente decía que respetaba la separación de poderes para los cambios al sistema, pero sí se atreve a pedirle a un diputado que pida pasaportes diplomáticos para sus hijos, pedirle a otro diputado que le dio seguridad que renuncie para darle espacio al otro que lo cuidó en la campaña y que estaba señalado de manejar un aparato paralelo y por supuesto, me hace sentido que se haya convertido en el principal operador de APM, junto con el Interventor y el Comisionado Velásquez.

Morales, al igual que sus antecesores, fue cooptado desde la campaña y lo de “ni corrupto ni ladrón” era un mero slogan sin materia ni sustento. En el mando, Morales se convirtió en otro apagafuegos que usa el poder para todo menos para lo que fueron designados por los electores.

El miércoles la gente de la UNE (que no parece estar tan peleada con Sandra Torres) salió al paso para ganar espacios en caso esto se traduzca en que el Presidente deba dar un paso al costado por la razón que sea.

Vienen días complicados porque los que queremos cambios reales y sustanciales para el país puede que debamos seguir esperando porque aquí mucha gente quiere salir de uno para pasar a otro u otra que entretengan la nigua y se cumplan los pactos alcanzados para dejar las cosas como están, solo dando una falsa apariencia de que las cosas cambian y el mejor ejemplo de eso es el presidente del Congreso, Mario Taracena.

Hace unas semanas dije que hay poderosos actores, tanto del sector privado como de la comunidad internacional que piensan que Sandra Torres es la solución y hay que advertir que si Morales no tiene idoneidad, la exmujer de Colom menos y su cita con la justicia deberá estar ya programada.

Sin importar quién está a la cabeza, los guatemaltecos tenemos que entender que tal y como están las cosas el país no tiene viabilidad y que aquí no importan los nombres, porque mientras todo siga igual, en tanto las reglas y las matrices del sistema no cambien, los negocios y las formas de operar solo cambiarán de manos y nada más.

Si Morales quiere salvar su Presidencia (que se ve cuesta arriba), más que un anuncio en redes y apoyos forzados de sus Ministros, debe lanzarse para liderar un cambio de sistema que ya no permita más negocios (para nadie, incluyendo a su familia). Debe atreverse a reformar el sistema para que nuestra gente deje de estar sumida en la pobreza, sin oportunidades y con subdesarrollo garantizado, aunque sé que eso es pedirle peras al olmo.

Artículo anteriorEl síndrome de Ixcanul: ¿entre realidad y película? – Parte I
Artículo siguienteOtra cooptación