Factor Méndez Doninelli

En Guatemala, la corrupción en el sector público y la clase política, sigue siendo la razón principal que explica la ingobernabilidad e impide el desarrollo económico de la sociedad. Corrupción que embarra a la propia familia del actual Presidente, el hijo mayor y el hermano del mandatario, están envueltos en un escándalo de corrupción, conocido como “Botín en el Registro de la Propiedad,” por lo que un Juez competente les decretó arraigo, prohibición de salir del país y a disposición de la Justicia. ¡El Presidente Morales, es otro político MENTIROSO!, durante su campaña electoral, su consigna fue: “ni corrupto, ni ladrón.”

La corrupción, es la razón principal del aumento de los índices de pobreza y de pobreza extrema que aflige a la población del país, es lo que explica una de las causas del subdesarrollo de la Nación y de sus habitantes. Es el motivo principal que impide superar la crisis social existente, porque la gente no tiene acceso a servicios de salud de calidad, porque persisten condiciones precarias en el sistema educativo, porque Guatemala exhibe a nivel internacional los peores indicadores sociales como, por ejemplo, primeros lugares en creciente desnutrición crónica infantil, en mortalidad materno infantil, en déficit millonario de viviendas, en salarios por debajo del valor de la Canasta Básica familiar y de alimentos, en el desastroso estado de las carreteras en todo el país o en los altos niveles de violencia e inseguridad pública incontroladas. Sólo para mencionar algunos ejemplos comunes.

En apenas ocho meses de mala gestión, el actual Gobierno dirigido por saltimbanquis e inexpertos se está desmoronando, acelerando su caída en estrepitosa picada, por sus pésimas acciones, múltiples omisiones y reiterados retrocesos o reculadas. Los signos notorios del Gobernante saltimbanqui son la antítesis del estadista, incapacidad para gobernar, tolerancia a la corrupción, complacencia con militares violadores de derechos humanos, indiferencia ante los graves, históricos y estructurales problemas sociales, económicos y culturales, absoluta ignorancia en la administración de los asuntos de Estado. En otras palabras, un Gobierno que está empujando al país y a la gente hacia el abismo y la profundización de la crisis existente.

Este negativo panorama descrito antes, debemos detenerlo y revertirlo. La renuncia del actual Gobernante es previsible por el rápido desgaste, por el involucramiento de su hijo y su hermano en actos de corrupción con dineros del Estado y porque es imposible detener la avalancha que se le viene encima. Habrá que volver a ocupar calles y plazas para rechazar a este Gobierno, lo que de seguro ocurrirá a corto plazo.

Desde la ciudadanía, lo que ahora procede es enlazar voluntades. Construir puentes y alianzas sociales con grupos organizados de empresarios medianos y pequeños, de juventudes urbanas y rurales, de gremios profesionales y académicos, de mujeres, de sectores vulnerados, de trabajadores y campesinos, de todas las personas y fuerzas sociales que tengan la decisión de apoyar la transformación del país, para dar impulso a un programa político social que construya un Estado fuerte, una sociedad próspera e igualitaria, una Nación desarrollada. Eso viene, la batalla por la unidad y las alianzas por el programa de un país incluyente, multiétnico y pluriclasista.

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