La firma de la paz en Colombia debería ser un hecho que cuente con todo el respeto, la seriedad y colaboración de la comunidad internacional que ha visto la difícil ruta que aquel país ha tenido que recorrer hasta llegar al referéndum del próximo 2 de octubre, tras el acuerdo firmado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Gobierno de Juan Manuel Santos.

Sin embargo, preocupa que un personaje como el expresidente de Guatemala, Álvaro Colom, sea el designado para ir a encabezar una misión de observación en momentos en que la lucha interna entre los opositores del acuerdo y los propulsores, es de tensión máxima.

Primero que todo, la Organización de Estados Americanos nos vuelve a demostrar que no tiene ni idea de qué decisiones toma, más allá de beneficiar a sus amigos. Recordemos que la OEA del secretario Almagro ha sido cómplice de los beliceños en el caso de la agresión y ejecución de campesinos guatemaltecos en la zona de adyacencia.

Pero lo más peligroso es que cuando tiene oportunidad esta farsa de foro regional de ir a hacer una de las pocas tareas que le queda, como la observación electoral, pasa por alto dos factores de suma importancia: La integridad del jefe de observadores y su relación con el más importante actor de la oposición política en Colombia.

Álvaro Colom ha sido un perro faldero del oscuro expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, desde que se conocieron cuando Colom empezó sus actividades públicas en aquella oficina del saqueo conocida como Fonapaz.

Colom siempre ha querido usar su “amistad” con Uribe como fortaleza política, sin darle importancia a las acusaciones, severas por cierto, que hay judicialmente en contra de dicho personaje tan oscuro para el pasado y destructor para el futuro de Colombia.

Pero más que eso, el referéndum se llevará a cabo el 2 de octubre cuando, seguramente, las instancias de la persecución penal en Guatemala hayan avanzado mucho más en el tema del Transurbano que, estamos seguros, será para los de la UNE como el hilo del suéter que en el caso “La Línea” llevó a tantos procesos a las cabezas del Partido Patriota.

Recientemente hemos visto que el expresidente de El Salvador, Mauricio Funes, buscó el apoyo de Daniel Ortega para asilarse en Nicaragua y no deja de darnos la idea que lo mismo busca Colom bajo la sombra de la OEA.

Almagro y la Organización de Estados Americanos se están equivocando y, ojalá, sea suficiente para seguir liquidando una entidad que no sirve para nada. Continentalmente, necesitamos algo mejor que la OEA o simplemente eliminarla.

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