Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Nuevamente los efectos del clima vuelven a causar una tragedia en el país porque no solo nuestra ubicación geográfica nos vuelve vulnerables ante los fenómenos naturales, sino que además nuestra condición social expone a muchísima gente que vive en condiciones de pobreza a sufrir de peor forma las consecuencias de tormentas, sequías o temblores. Se nos olvida todo el tiempo que la Constitución Política de la República de Guatemala establece que nuestro Estado se organiza para proteger a la persona humana y a la familia siendo su fin supremo la realización del bien común.

Hace mucho tiempo, demasiado tiempo, se trastocó la razón de ser del Estado porque la alianza entre políticos corruptos y financistas avorazados puso a ese Estado al servicio de intereses espurios y todo lo que se hace en la esfera pública está debidamente pactado con los grupos de poder que proporcionaron recursos a los candidatos antes de llegar al poder, para repartirse los recursos que debieran servir para cumplir con los fines definidos por nuestra Constitución. Aquí nadie piensa en la necesidad de invertir para proteger a nuestra gente y sus familias y, lo peor, hasta cuando se emprenden proyectos de reconstrucción se ha visto que todo gira alrededor de la mordida y el soborno, sin que nadie piense siquiera en la gente que debiera ser beneficiaria.

Existe un mapa de lugares de riesgo en el país que es simplemente anecdótico porque no se hace absolutamente nada para mitigar esos riesgos y prevenir desastres. La Coordinadora de Reducción de Desastres terminó siendo parte de los arreglos sucios y entregada al hijo de un magistrado que era el que se encargaba de apañar los vicios del sistema desde la Corte de Constitucionalidad y se usó como se usa todo el aparato del Estado, es decir, para el saqueo y para prebendas muy personales sin que se implementaran programas efectivos. Varias veces escribí sobre la forma en que Cuba, sufriendo un cerco económico sin precedentes que ha empobrecido a ese país más allá de las formas de producción impuestas por el marxismo, enfrenta los huracanes sin que se produzca más que por excepción la pérdida de vidas humanas y aconsejé que la gente de Conred fuera a la isla para aprender cómo es que funcionan los sistemas de alerta temprana y de prevención que aquí serían más fáciles sabiendo que Guatemala dispone de una de las más grandes redes de teléfonos celulares que podrían servir para mantener alerta a la población.

El Estado no cumple con su deber esencial porque sus funcionarios están ocupados en pagar la factura que les emitieron durante la campaña los grupos de poder que van desde el más rancio y tradicional capital hasta el que se nutre del crimen organizado. Los gobernantes en Guatemala no tienen compromiso con el pueblo porque saben que su elección es resultado de un voto que pudieron comprar con el dinero de sus financistas y tienen cuatro años para pagarlo y, de paso, quedarse con una tajada que en su vida hubieran podido soñar, situación que al día de hoy, tras tanto cacareo contra la corrupción, se sigue cumpliendo al pie de la letra.

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