Roberto Arias

En esta oportunidad termino en traducción libre, el artículo de Gioconda Belli publicado por el diario inglés “The Guardian”. En el artículo de Belli, podemos ver reflejada como en un espejo la realidad de nuestro país, Guatemala, quien ha sido también cooptada por las fuerzas del capital salvaje y sus amaestrados fámulos en el gobierno, haciendo creer a la población que vive una democracia a sabiendas de que las mayorías en muchísimos años no han sabido qué es la democracia.

Cito: “Una mujer trabajadora y con determinación, con una creencia cuasi-supersticiosa en su misión como salvadora del pueblo, Murillo ha sido la llave para fortalecer la estadía de Ortega en el poder. Ella defendió a su marido aun cuando la hija de su primer matrimonio acusó a Ortega de abusar sexualmente de ella. Su lealtad le pagó y obtuvo un enorme poder.

Mientras tanto, Ortega se las arregló para ejercer el control absoluto sobre las instituciones tales como el consejo o junta electoral; la corte suprema; la asamblea nacional; el ejército y la policía.

Después reformó la Constitución para permitir las reelecciones indefinidas. Recientemente en un coupe de grace (golpe de gracia –que precipita lo inevitable–) dando una apariencia de democracia, retiró la representación legal de la única fuerza opositora capaz de desafiarlo en las elecciones de 2016, lo que después le asignó a sus aduladores para asegurarse fidelidad en sus órdenes.

Ortega ya anunció en un discurso que no aceptará observadores internacionales para las elecciones del 6 de noviembre. “Desvergonzados” les llamó, “Ellos deberían observar a sus gobiernos, no a nosotros.” Mientras tanto Murillo comenzó a aparecer más visiblemente en su propaganda. Mientras Ortega no ha dado una sola conferencia de prensa a los medios nacionales desde 2007, todos los días al medio día, Murillo se dirige a la población en radio y TV, exaltando la naturaleza de su modelo político cristiano, socialista y solidarista.

En este mes Ortega nombró a su pareja eleccionaria: Rosario Murillo.

Los Estados Unidos y la Unión Europea han manifestado su preocupación, pero Ortega tiene, de inmediato, su retórica anti-imperialista y parece saborear el prospecto de otra ronda de desafío. Para él, esta es la segunda venida de la revolución sandinista.

Hasta acá, los nicaragüenses han sido mayormente pasivos. Ortega y Murillo han usado billones de Venezuela para dar bonos a los empleados estatales y campesinos y, distribuir materiales de techos en vecindarios pobres y financiar variados programas sociales.

Asustados por la posibilidad de otra lucha sangrienta, los nicaragüenses optaron por tomar lo que pueden y mantener sus opiniones para ellos mismos.

Somoza tenía dos hijos para continuar su dinastía; Ortega y Murillo tienen cinco hijos y dos hijas. A pesar de que pueden sentirse muy poderosos, ya hemos visto esto antes. Nada es para siempre.” Fin de cita.

En Guatemala, los diputados están en lugar de Ortega y la dictadura legislativa, mayormente, permanece presente. ¿Y la valiente población?

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