Eugenio R. Fernández
buzonasprodecogt@gmail.com

La propuesta de incremento a los tributos, presentada por el Presidente de la República al Congreso el pasado 10 de agosto, duró solo 15 días. Fue sorprendente ver, nuevamente, como un gobernante mal asesorado logra el milagro de unir a todos los sectores del país en una sola voz de rechazo. Cuando todos los sectores de la sociedad; aquí me refiero a todos los sectores de izquierda, progres, sindicatos, centro, derecha, empresarios, libertarios y hasta los antiterroristas, si todos los sectores se unen no hay vuelta de hoja: o se da marcha atrás o se puede enfrentar una crisis que puede terminar hasta con el gobierno.

¿Pero qué podemos aprender de esto? La conclusión es fácil: cuando los guatemaltecos se unen no hay quien los detenga, el país puede progresar y salir adelante. ¿Es fácil que los guatemaltecos se unan? La respuesta es no. Somos una sociedad dogmática, polarizada, cerrada y dividida. Los grupos aquí son más dogmáticos que pragmáticos y salir de una crisis como la que vive Guatemala, con una ciudadanía con esas características es por demás complicado.

Los grupos en Guatemala podemos estar en desacuerdo en un 95% de las cosas, pareciera insuperable las diferencias que podemos tener de cómo hacer las cosas. Se complica cuando los grupos solo buscan su beneficio particular sobre los demás, esto se entiende más cuando hablamos de sindicatos u organizaciones empresariales, cooperativas etc., que se constituyen para servir y promover los intereses de los grupos que representan.

Pero no hablemos aquí del 95% de las cosas que nos separan, hablemos del 5% de las cosas que podemos tener en común. Todos queremos, como se manifestó en las últimas semanas, más transparencia del gasto, garantizar la eliminación de todas las plazas fantasma, que los políticos se les prohíba que el Estado contrate a sus familiares, que el Estado elimine todos los puestos innecesarios, que se reoriente el gasto para salud, justica, educación y seguridad entre otras cosas. Es decir, considero que ese 5% de cosas en las que si nos podemos poner de acuerdo es urgente que las hagamos, está claro que la clase política no lo quiere hacer o al menos para ellos no es tan obvio.

El gobierno de Jimmy Morales no tiene la voluntad o la capacidad para hacer las propuestas congruentes y válidas que Guatemala necesita en estos momentos, como lo ha demostrado en los últimos ocho meses. Es hora que todos los sectores nos sentemos a discutir sobre cuál es la agenda mínima en la que nos podemos poner todos de acuerdo y exigir que se cumpla. Los políticos no son la solución a esta crisis que enfrentamos y es la ciudadanía quien debe tomar la iniciativa, presentar una agenda de trabajo que contemple ese 5% en la que todos podemos estar de acuerdo y obligar a las instituciones a que se eche andar los cambios necesarios para salir a delante.

Desde enero en Asprodeco hemos propuesto un pacto fiscal. Llámenlo lo que quieran, pero hay que hacer algo ya.

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