El presidente, Jimmy Morales, ni siquiera puede ser calificado como veleta, porque las veletas necesitan viento para cambiar el sentido, mientras que a él ni siquiera eso le falta para radicalmente irse de un extremo al otro.

Y vamos a dar ejemplos. El que más le debería arder al país es cuando Morales aseguró que ante el corrupto negocio de Terminal de Contenedores Quetzal, TCQ, daría órdenes para que la Procuradora General de la Nación, Anabella Morfín, actuara protegiendo los intereses del Estado. El resultado fue que ante la “oferta” del interventor Alexander Aizenstatd, quien se esmera por aparecer como empleado de APM, el equipo del Presidente decide beneficiar a quienes adquirieron “el carro robado” en lugar del propietario al que se lo arrebataron. Morales, Morfín y Aizenstatd, fallaron en su compromiso con el Estado de Guatemala.

También debemos recordar cuando el Presidente dijo que no recibiría tránsfugas en “su partido”, FCN Nación, para terminar recibiendo no solo a cualquier legislador, sino que dentro de ese devaluado organismo, aceptó a lo peorcito.

Ha dicho que no tolerará las presiones contra sus funcionarios, pero a la vez permite que obliguen a una gobernadora a dar marcha atrás en una denuncia por racismo, que agrede a la mujer como tal y que demuestra que la sociedad sigue dispuesta a aceptar la intolerable violencia contra los seres que menos poder tienen.

Presentó una reforma fiscal que calificó como necesaria, idónea, técnicamente adecuada, etc., para posteriormente pedirle al Congreso que la devolviera porque los incapaces técnicos, encabezados por el Ministro de Finanzas, no habían hecho bien su trabajo.

Y se tendrá que contradecir más adelante si es que sale algún caso contra personas cercanas a él como, por ejemplo, su asesor de seguridad y diputado Armando Melgar Padilla, el mandamás en la SAAS, desde donde cosas sucias pueden salir a luz. Melgar Padilla, además, renunció a los procedimientos de nombramientos normales, al estilo de Sandra Torres, para evitar tener responsabilidad legal posterior.

Morales ha sido buenísimo protegiendo lo oscuro. Con tanto asesor trabajando de “gratis”, con su familia y la del vicepresidente Jafeth Cabrera en puestos de influencia y, lamentablemente, con un país que va como el cangrejo, con razón le dan ganas de pegar de gritos y llorar cada vez que puede.

Pero para no perder la tradición, el Presidente deberá seguir lamentándose y contradiciéndose. Al menos, esperamos que no solo con hechos, sino que también con palabras, retire como hizo con los impuestos, el slogan de “ni corrupto ni ladrón”, admitiendo que se equivocó al utilizarlo.

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