Marco Tulio Trejo Paiz

En la actualidad circulan más de tres millones de vehículos en Guatemala y cada mes aumenta el número de automotores, por lo cual sigue inundándose de ellos el territorio nacional.

Por esas marejadas de automotores en la capital, en otras ciudades, y en casi todos los departamentos de la República, es un serio problema transitar en los vehículos (automóviles, picops, autobuses, camiones, “trailers”, motocicletas, etcétera), también a caballo y a pie…

La solución podría darla la construcción de un periférico en la capital, tal como lo han hecho los alcaldes de Mazatenango y Quetzaltenango, o bien permitir por turnos de días la circulación vehicular, como se hizo en México, ya que de lo contrario todo se irá complicando.

Esos bloqueos de carreteras, calles y avenidas, que causan gravísimos daños en la economía en general, deben evitarse a como dé lugar, porque son abusos punibles de sindicalistas y grupos influidos por líderes de la politiquería repudiable, pues la gente resulta perjudicada en sus intereses y afectada la vida activa y productiva del país.

El problema que suscita la marejada vehicular ha provocado que circule más de 1 millón de motocicletas que ayudan a la movilidad y economía familiar, lo cual ha motivado a la filantrópica empresa Masesa desde hace algunos años cuando elaboró un proyecto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) que intercambia un casco viejo por uno nuevo, que al final de la actividad salva una vida humana.

Cabe decir que cada casco protector que es dado tiene un costo monetario y, según datos que ha revelado la compañía de capital guatemalteco, han donado más de 25 mil de ellos en toda Centroamérica, donde opera Masesa.

Juan Pueblo ve con júbilo lo que se está haciendo para salvar la vida a los que viajan en vehículos de dos ruedas, los cuales permiten una movilidad más óptima y un ahorro en combustible.

Masesa está dando plausible ejemplo a los miles y miles de motoristas y a los encargados de velar por el tránsito con sus valiosas donaciones.

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