Jorge Santos

En el 2011 cuando se llevaron a cabo las elecciones generales para seleccionar a las nuevas autoridades del Organismo Ejecutivo, Legislativo y en las municipalidades ya se alertaba que el Partido Patriota no era más que el partido político que reconfiguraba la vieja alianza oligárquica militar, que durante el Conflicto Armado Interno había impulsado la política contrainsurgente y que se había beneficiado del Estado a partir de los oscuros negocios que se procuró.

En este mismo vespertino, se realizaron entrevistas a muchos actores que coincidíamos que la llegada de Otto Pérez Molina, no sólo representaba una afrenta a las víctimas del Terror de Estado, sino que también significaría un importante retroceso a las posibilidades de construcción democrática y de desarrollo para el país. No imaginábamos o teníamos tan sólo algunas pocas luces de las dimensiones de lo que representaría el Partido Patriota y su alianza con el Partido opositor Líder. Hoy tenemos claridad que el PP-Líder junto a la elite económica del país desarrollaron acciones tal cual estructura criminal, que se dedicó a saquear la institucionalidad pública y con ello afectaron (tal cual lo han hecho históricamente) la vida de millones de guatemaltecos y guatemaltecas.

Sin embargo y a pesar de las manifestaciones masivas, en diversos puntos del país, contra dicha estructura criminal, el año pasado la sociedad guatemalteca volvimos a cometer el mismo error que nos llevó a elegir a una estructura partidaria, que no es más que el perfecto disfraz del Partido Patriota y Líder. FCN-Nación quien se vendió al electorado como la representación de personas que optaban por “primera vez” a la política, no era más la representación de viejas figuras vinculadas a graves violaciones de derechos humanos, corrupción, impunidad y el sostenimiento de los privilegios a la elite económica, es decir no era más que el nuevo vehículo utilizado por la alianza oligárquico militar. Desde un vicepresidente altamente cuestionado por su papel en la Universidad de San Carlos, principalmente en cuanto actos de corrupción se refiere, hasta cuadros reciclados de otros gobiernos, incluyendo el del Partido Patriota o la participación de exmilitares que como Justino Ovalle y Melgar Padilla, no son más que la viva representación de una generación de militares que perpetraron desaparición forzada, tortura, ejecuciones extrajudiciales y otros graves delitos, además de corrupción.

Hoy esas prácticas impulsadas por el PP en el ejercicio del poder vuelven a replicarse y a profundizarse, tal cual repetición de un cuento que ya conocemos. La Bancada de FCN-Nación se ha nutrido de diputados y diputadas provenientes del PP y de Lider, el presidente Jimmy Morales, ya sea como funcionarios públicos o asesores, se ha encargado de pagar los favores de campaña, a personajes oscuros y siniestros que montan estructuras para el control social y sin lugar a dudas para la represión, mientras el baile de corrupción continúa a sus anchas, como el mecanismo institucionalizado en el Estado guatemalteco, que permite el otorgamiento de privilegios a los oligarcas.

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