Ayer, se dio un nuevo intento de Roberto Barreda, su banda y su defensa, por evitar que se avance en el juicio por supuestamente golpear hasta la muerte a su esposa, Cristina Siekavizza.

Los detalles de este proceso tienen que alarmar a cualquiera porque demuestran cómo es que la red de cómplices, ya sea por amistad o por relación familiar, ha ido logrando salirse con la suya con algo tan delicado como un feminicidio.

Cuando vemos la actitud arrogante del acusado, Roberto Barreda, y la de su madre, Ofelia De León de Barreda, ante el juzgador, no podemos dejar de pensar que ese irrespeto es el que nos han demostrado en cada oportunidad que han podido desde que se supo de la desaparición de la joven madre.

El contubernio al que habría llegado el presunto responsable del asesinato, podría darle resultado si es que se dejara de ejercer presión de parte del Ministerio Público o si algún operador del Organismo Judicial, del cual De León de Barreda fue presidenta, se prestara para sumarse al arreglo con el que excompañeros de trabajo, amigos y sus más cercanos han guardado un silencio que terminará siendo tan culpable como el de quien quitó la vida a la madre de dos pequeños niños.

Este caso se convierte en un caso de alto impacto por las características que lo rodean. No es que Cristina Siekavizza tenga un valor individual mayor que el de aquellas otras mujeres víctimas de esa brutal violencia y la complicidad del entorno social, sino que en este caso los elementos para promover la impunidad, han sido brutales y descarados haciendo grande el reto de demostrar que, sin importar lo que hayan sido en el pasado como familia, de comprobarse la culpabilidad de Barreda y su banda, el peso de la ley les tiene que ser aplicado.

Tal y como dijo ayer el Juez Miguel Ángel Gálvez, no es ni un cine ni el estadio, pero así se ha comportado este individuo que nunca, en el más mínimo de los casos, ha mostrado un poco de consternación o dolor por el desenlace de la vida de la mujer con la que tuvo dos hijos.

Así como hay otros casos en que el sistema de Justicia está siendo puesto a prueba, este es uno fundamental porque si se logra que alguien con las influencias de este individuo salga libre ante tan claras evidencias, el mensaje de tolerancia que se envía es terrible. Este caso es paradigmático porque ellos mismos, los Barreda y su banda, lo han vuelto así.

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