Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Al analizar la propuesta de aumento de impuestos que efectuara el Organismo Ejecutivo que preside Jimmy Morales, el primer acierto de él y su Ministro de Finanzas es el no aumentar el IVA y evitar, en parte, el aumento de la Canasta Básica alimenticia y el robo de impuestos de quienes no dan factura que son muchos.

También es un acierto el aumentar las regalías especialmente en la extracción de oro y plata. Cuando se autorizaron estas concesiones para la explotación de recursos no renovables, el precio internacional del oro estaba alrededor de $1,600.00 la onza troy, ahora está a $1,350; es decir, que están ganando diez veces más quienes explotan esas concesiones de oro y plata, por lo que aumentarles al 10% es todavía muy poco. Si alguien lo duda que vean los estados de ganancias de esas empresas en el Canadá y otros países.

El establecer un impuesto a las gasolinas y al diésel es una de cal y otra de arena, al diésel no se le debe aumentar porque es un combustible industrial y de servicios y todo nuevo impuesto aumenta la Canasta Básica y da la excusa para que muchos se aprovechen proporcionalmente mucho más.

En cuanto aumentar el impuesto a las gasolinas, si bien afecta a los dueños de automóviles que en su mayoría son clase media, hace que se contamine menos, que el tráfico disminuya e incluso que ya no compren chatarra y que los vehículos más viejos los destruyan y sustituyan por vehículos más pequeños, nuevos y súper eficientes; por lo tanto, hay una gran mejora para el medio ambiente e inclusive ahorros en el uso.

Aumentar el impuesto a la distribución de cemento tampoco es muy conveniente. Fue nuestro gobierno y la comisión que en lo personal presidí la que negoció con los fabricantes de cemento crear este impuesto; sin embargo, para ello se eliminó el doble precio de ese producto, uno comercial y otro al gobierno más bajo, incluyendo las municipalidades, lo que propiciaba ilegalidades pues compraban 1,000 sacos y revendían 500 produciéndose corrupción y evasión fiscal.

También se eliminó el monopolio y el sobreprecio en el transporte de cemento, por tanto el cemento no subió sino en la práctica bajó, lo cual benefició la construcción privada y pública, hecho que ahora sería distinto.

De la misma manera que se está proponiendo esas nuevas cargas fiscales, el Organismo Legislativo no solo debe corregir el contenido de parte de las mimas sino reemplazar la disminución que pueda darse al quitar el impuesto al diésel y al cemento por un aumento al impuesto de regalías que solo afecta a quienes viven de sus rentas por ser accionistas de los grandes capitales y no tener que trabajar desde hace varias generaciones.

Ello no les simpatiza a la súper cúpula económica, pero eso es precisamente lo que conlleva la justicia fiscal y social que necesita Guatemala, por lo que debe indicarse específicamente que se destinarán estos impuestos a salud, infraestructura, seguridad y educación técnica.

Como compensador social simultáneo al aumento de la carga tributaria debe de actualizarse la bonificación salarial y así dar un paliativo a todos los trabajadores públicos y privados para que salgan o queden tablas.

Créame señor Presidente, señor Ministro de Finanzas, señores diputados, que el que sabe, sabe, y a las pruebas y años de experiencia me remito.

¡Guatemala es primero!

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