Javier González Sánchez
Periodista
ccs@solidarios.org.es

Los techos verdes son azoteas cubiertas de vegetación mediante la implantación de una membrana impermeable. No se trata de cubrir la azotea con vegetales o con macetas, sino de utilizar la tecnología para transformar una azotea en un recinto ecológico. Se emplean muchos nombres para referirse a ellos: techos ecológicos, cubiertas ecológicas, cubiertas ajardinadas o azoteas verdes. En definitiva, se trata de dar a una comunidad de vecinos la oportunidad de comprometerse con el planeta.

Las azoteas verdes pueden utilizarse para cultivar o como jardines, reducen el riesgo de inundaciones, mejoran la climatización del edificio, actúan como barreras acústicas y comprimen el gasto en energía hasta un 30%. Muchas ciudades empiezan a utilizarlas como lucha contra el cambio climático. Los techos verdes filtran contaminantes y el CO2 del aire. En Alemania hay localidades que fomentan su construcción con descuentos en las facturas del agua. Stuttgart ha conseguido reducir hasta tres grados la temperatura gracias a la proliferación de estas cubiertas ecológicas.

«El siglo XXI será verde o no será», afirma Andreu Massoni, presidente de la Asociación Española de Cubiertas Verdes (Aescuve). Esta organización incentiva la construcción de estos espacios en España. Argumentan que no suponen un gasto excesivo, unos 30 mil euros, y que este se recupera pronto gracias al ahorro en energía. Además, los techos verdes revalorizan el inmueble hasta un 12%, según Danosa, empresa especializada en construcciones ecológicas.

Es importante que el techo tenga una inclinación de 5 grados para que no se produzcan problemas de drenaje. Los techos verdes suponen un peso entre 120 y 225 kilos por metro cuadrado. No solo hay que contar con el peso de la vegetación, una cubierta ecológica bien construida conlleva una membrana impermeable, una capa de drenaje y otra de irrigación. No todos los edificios están preparados para aguantarlos y pueden hacer que la estructura del inmueble se debilite o un fallo en la construcción puede provocar que las raíces del jardín se extiendan por el edificio.

Es preferible que este modelo de tejados se tenga en cuenta a la hora de diseñar y construir el edificio porque, en muchos casos, no es posible adaptarlos bien. Aunque no es difícil convertir un techo normal en una azotea verde, una mala construcción puede traer consecuencias muy graves a largo plazo. Muchas comunidades apuestan por cambios ecológicos y deciden rehabilitar sus azoteas sin medir las consecuencias ni prestar atención a todos los detalles del proceso de adaptación.

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