Nuevamente, pasan las semanas y nos vuelve a generar mucha frustración que nada escandaliza a una sociedad urbana que ha vuelto a asentarse en el conformismo y ha aceptado seguir siendo “cooptada” porque, al fin y al cabo, son las áreas rurales y las zonas marginales las que más sufren de la pobreza y el abandono.

No hay escándalo cuando el presidente Jimmy Morales se queda callado ante un “asesor” que ha apresurado a un diputado a que se retire del Congreso para que le endose el derecho de antejuicio. Y menos escándalo causa utilizar a la SAAS como una entidad muy parecida, pero muy parecida, a lo que fue el Estado Mayor Presidencial en prácticas de intimidación y actuaciones clandestinas.

Nadie se ha escandalizado porque el Presidente se muestra como incapaz, aunque hay que decir que en este caso no hay sorpresa. Se ha entendido que para el mandatario lo más importante es que se le diga “Señor Presidente” y se le aplaudan sus fábulas en lugar de ejercer el liderazgo que el país necesita.

Pero tampoco nos escandalizamos al ver a los diputados, como Paul Briere, que manipula todo el trabajo de una comisión legislativa y de una institución como Conamigua para sus propios beneficios. Ni mucho menos se genera un rechazo fuerte contra los que volvieron a secuestrar para la vieja política el control del Legislativo, los que manipularon la falsa reforma política y los que dominan en nombre del crimen organizado las comisiones de gobernación.

Guatemala no se escandaliza ante el pacto que un interventor, sin potestad para hacerlo, negocia con quienes adquirieron un corrupto negocio como el de TCQ. Nadie pide que se explique cómo y de qué manera se hicieron los acercamientos con la empresa y bajo la tutela de qué personalidades. Al fin y al cabo, la plata es más importante. ¿Y el contralor? Seguimos con el mismo incapaz.

En fin, que muchas personas siguen utilizando la colilla de “desde que cambiamos el país” sin entender que el mayor éxito de los dueños de la finca es vender la idea de que todo cambió cuando en realidad las cosas, con muy pocas excepciones, siguen igual.

Se ha concentrado la atención de la lucha contra la corrupción solo con el partido Patriota como que con ellos empezó y con ellos terminará. Quieren vender la idea de que con un parche fiscal se resolverá la histórica deuda del Estado con los ciudadanos. Pretenden que agachemos la cabeza para agradecer el esfuerzo de quienes se llegan a convertir en millonarios en los puestos públicos.

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