Dra. Ana Cristina Morales
Los rasgos distintivos de una persona los constituyen características físicas y comportamentales. El rostro es una forma de locución de quién uno es en la vida, así como el cuerpo y su expresión, la voz con su tono y modulación, la conducta y el trato que se confiere a cada persona dentro de una relación. Las cuales son algunas características de consideración en la conformación de la identidad.
Soy firme creyente en que uno elige la clase de persona que desea ser en la vida. Por ejemplo, como diría una amiga, si se elige ser “amargosa” todas las energías van encaminadas a ver el desencanto por la vida, y a dar mordiscos a quienes se manifiesten de manera contraria con el fin de hacerles entrar en el aro. Porque la luz de los demás es percibida como amenazante y envidiada. No por desearla para sí mismos, sino porque sienta mal que otros estén bien. Si se decide a ser amorosa, será todo lo contrario, y las energías se encaminarán a encontrar lo que nos hace sentir bien para nosotros mismos y a los demás.
En esta última elección, la persona ayuda al crecimiento de otras, se complace por su felicidad y sus éxitos, no envidia, porque no teme ser aplastada, reconoce su propio valor y valoriza a los demás. Lo que es obvio en la expresión de su ser.
Es mi deseo centrarme en el rostro, como expresión de una elección de vida y la autenticidad de la misma. Puede ser una tragedia perder el rostro, un golpe duro para la identidad. De manera afortunada, no es la única manera de manifestar quien se es. Pero, es una manera tácita.
Mian Xiang es el arte chino de la lectura del rostro humano, del cual se dice, que es el aspecto más descriptivo de una persona. Los maestros chinos afirman: “La cara nunca miente”, “Todos los hombres tienen un rostro como los árboles tienen una corteza” Este arte explica cómo leer el carácter, la personalidad y la suerte de alguien a partir de su apariencia física. Es decir, que a partir de expresiones y características faciales se encuentra el acceso al mundo interior.
La sonrisa, la expresión de ojos y cara, revelan pensamientos, afectos y actitudes. Dicen que la honestidad y la fidelidad se manifiestan en el rostro. Los estados de ánimo indiscutiblemente se manifiestan en él: la tristeza, la preocupación, la alegría, la bondad, el enojo, la envidia, la picardía y otras más. Se dice que al levantarnos por la mañana y observar nuestro rostro en un espejo, podemos tener un augurio de qué clase de día tendremos.
Pregunto: ¿Qué motiva a una persona a desfigurar el rostro de otra? Posiblemente de alguien a quién dice amar. Considero reflexiones inconclusas, para lo cual solicito sus aportaciones. Hemos descrito que el rostro es la presentación de la identidad, es el nombre sin nombre, así como la corteza del árbol es lo primero que divisamos de él. Desfigurar intencionalmente un rostro implica un atentado profundo a la identidad de una persona, el deseo de anular en vida a su ser, el enojo de observar un rostro con cualidades agradables y esteticidad. Podría ser visto como un castigo hacia la persona por ser quien es, o una expresión para mitigar la pena de quien realiza la injuria por sentirse con menos valía.
Este tema necesita ser profundizado, para entender el porqué de la desfiguración del rostro. Tanto como una conducta producto de violencia interpersonal, pero también, intrapersonal.