Factor Méndez Doninelli

“No alcanzaremos los Objetivos de Desarrollo Sostenible si no abordamos las necesidades educativas de los pueblos indígenas”.

Ban Ki-moon, Secretario General, Naciones Unidas.

El 9 de agosto se celebró a nivel mundial el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, este año estuvo dedicado al derecho a la educación. El acceso a la educación, es un derecho establecido en la Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que en el artículo 14 establece: “Los pueblos indígenas tienen derecho a establecer y controlar sus sistemas e instituciones docentes que impartan educación en sus propios idiomas, en consonancia con sus métodos culturales de enseñanza y aprendizaje”. Este derecho, también está reconocido en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

En Guatemala, los pueblos indígenas siguen siendo víctimas de discriminación, racismo, exclusión y desigualdad. En términos de acceso a la educación, grandes segmentos de población, especialmente de áreas rurales, no tienen oportunidad de recibir educación sostenida y de calidad. Esta limitación es más notoria en el caso de las niñas indígenas, a quienes muchas veces, por razones propias de la cultura étnica o por la escasa oportunidad debido a la indiferencia del Estado, se les impide o dificulta asistir a la escuela. Estas causas explican la existencia en el país, de un elevado porcentaje de población analfabeta, más alto cuando se trata de pueblos indígenas.

En la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se exhorta a los Estados a que garanticen a las personas vulnerables, incluidas quienes tienen discapacidad, a los pueblos indígenas y a la niñez en condiciones de vulnerabilidad, para que tengan acceso en condiciones de igualdad a todos los niveles de educación primaria, secundaria, diversificada y universitaria. Aunque este derecho está protegido, muchos pueblos indígenas del planeta, no gozan de éste y además, persisten grandes asimetrías entre pueblos indígenas y el resto de la sociedad, lo que significa exclusión y discriminación hacia los indígenas. Históricamente, estos pueblos han mantenido una lucha constante por el reconocimiento a la igualdad y el respeto de sus derechos, como humanos y como pueblos.

El informe 2015, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos CIDH (*), al examinar la situación de estos derechos en el país, reconoce el trato desigual, discriminatorio y excluyente que reciben los indígenas. Respecto a la discriminación estructural, sostiene: “En Guatemala, históricamente, ser indígena ha significado cargas valorativas negativas que los han situado en una relación jerárquica de extrema desigualdad.”

Este informe, al referirse a la discriminación que soportan en Guatemala los pueblos indígenas, recomienda al Gobierno: “Establecer una política pública integral que aborde la situación de discriminación que afecta a los pueblos indígenas y que atentan contra sus formas de vida, siendo elaborada y ejecutada con participación y en consulta con los pueblos indígenas de Guatemala, y respetando sus formas de vida y proyectos de desarrollo, de acuerdo al derecho internacional aplicable. Se deberá tener en cuenta también la participación de las mujeres indígenas y los niños y niñas indígenas a lo largo del proceso.”

En Guatemala, el racismo, la discriminación y la exclusión de los pueblos indígenas, es una práctica histórica perversa y común que debemos erradicar. Los seres humanos sin distinción, somos iguales en dignidad y derechos.

(*) “Situación de los derechos humanos en Guatemala: Diversidad, desigualdad y exclusión.” CIDH 2015.

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