Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt

No me refiero a la que le hicieron en la campaña los mismos que han venido cooptando a los políticos desde “la era democrática” que inició con Vinicio Cerezo y que dio paso a algunos de los “magnates” que vemos hoy en día pavoneándose con total tranquilidad.

Me refiero a la Cooptación que le hizo su grupo asesor para la “segunda generación” de reformas que consideró que la regulación al financiamiento electoral era uno de los mejores planteamientos de la reforma electoral que pasó el Congreso y a la que se opuso Morales. Según Linsleyd Tillit vocera del grupo asesor del Presidente, en declaraciones recogidas por La Hora, el tema del financiamiento está bien planteado en la legislación actual.

Agregó que la percepción de los participantes en el grupo asesor es que la regulación del financiamiento electoral es uno de los mejores desarrollados en la recién aprobada reforma y concluyó diciendo que esperan ver un cambio en el financiamiento indirecto, es decir, en las pautas de los medios de comunicación como si eso fuera todo lo que compone el financiamiento. Basta seguir el Caso de Cooptación para entender cómo se mueve la melcocha y que va más allá de la pauta en medios.

Pero las cosas por su nombre. Cooptar a Morales fue fácil porque desde que se opuso a la reforma nunca mencionó el tema del financiamiento como uno de los problemas y esa respuesta la dio en un desayuno con directores de medios de comunicación.

En Guatemala pasan dos fenómenos, uno es que no queremos entrar al fondo de las cosas, nos fascina ser reactivos y no preventivos y eso es justamente lo que pasa con el tema del financiamiento electoral. Lo que está en la reforma del Congreso, es mejor que lo de antes, pero no es suficiente y entonces caemos en el tema de “al menos algo” o “es mejor que antes”.

Tal y como están las cosas nunca habremos de saber quiénes son los verdaderos accionistas de las empresas que financien (Grupo Estrella tenía testaferros) y por ende, los intereses espurios estarán protegidos, los contratistas podrán seguir siendo financistas y se aporta en función del techo y no de la capacidad de pago que cada quien tenga. ¿Si yo aporto más de lo que genero, de dónde vendrá o para qué será?

Salvo la San Carlos que algo incluyó en sus propuestas de reformas, para los demás el tema del financiamiento no es el tema medular de la cooptación del sistema y se entiende puesto que al participar en algunas reuniones en representación de mi padre, constaté cómo, algunos hasta querían pedir consejos a diputados, magistrados del TSE y secretarios generales de partidos políticos, en otras palabras, pedir consejo para “cambiar” a los guardianes del sistema que no han dejado que nada cambie.

Una persona del equipo de Morales me dijo que el Presidente no estaba imponiendo nada, y es cierto, porque no entiende que siendo el Presidente es el llamado a liderar el cambio; él debió marcar la hoja de ruta e indicar qué puntos quería que fueran desarrollados, pero se puso en manos del expresidente que inició la fase democrática y la ruta de la Cooptación.

Por el contrario, cedió a presiones el 6 de junio para tener un grupo asesor que no cuestione las cosas de fondo y que fuera un grupo asesor que vive tranquilo con el sistema que tenemos, porque mal que bien, el mismo sistema les ha dado comodidades que les permiten seguir esperando aunque la “gente” a la que representan siente, como nadie, los efectos de la Cooptación.

Tendremos que esperar otro proceso electoral con vicios de financiamiento y quizá en el 2020 tengamos alguna opción de cambio, porque el pueblo, también hay que decirlo, está muy cómodo.

Artículo anteriorLa población en el fuego cruzado
Artículo siguienteDeshumanizar la vida