Sandra Xinico Batz

“Construyamos juntos la casa de la memoria de los abuelos”, es uno de los slogans del Museo Maya de América, con el que se promociona para su construcción. Un proyecto impulsado por Fernando Paiz y presentado en el año 2013. Su construcción no es únicamente lo que inquieta sino principalmente el cómo se conformará pues al parecer pretenden exhibir material de origen público (Estado) y privado (colecciones de las fundaciones: La Ruta Maya, Pacunam y Fundación Paiz).

No es un secreto que una gran parte del Patrimonio Cultural Tangible (bienes arqueológicos prehispánicos) sean “propiedad” privada ya que son parte de colecciones registradas por personas particulares o fundaciones que las han adquirido a través de la compra de piezas arqueológicas a pesar de que la ley prohíbe esto (Ley para la Protección del Patrimonio Cultural de la Nación, Capítulo VII, Artículo 35, inciso C), pues fomenta la permanencia de un mercado obscuro resultado del saqueo y el despojo, además de que es aberrante pensar que se le puede asignar un precio monetario a un bien histórico y propiedad de los pueblos indígenas a quienes aún no se les permite la administración de su propio patrimonio porque no se les reconoce como descendientes de los mayas antiguos (y si no vea el estado actual de la iniciativa de ley no. 3835, de Lugares Sagrados de los Pueblos Indígenas).

Desafortunadamente las leyes son legales más su aplicación y/o concepción no siempre son éticas y es por ello que a pesar de que existen marcos jurídicos que deberían resguardar el patrimonio y no permitir su privatización (porque son bienes que pertenecen a los pueblos que conforman esta nación) sabemos que en la realidad sucede lo contrario. Por esto la iniciativa del Museo Maya de América (Muma) genera suspicacias, porque plantea “adoptar” las colecciones que actualmente posee el Museo Nacional de Arqueología y Etnología (Munae), en otras palabras, absolverlo. Cualquiera que conoce la situación de los museos nacionales del país se mostraría entusiasta con la posibilidad de que mejoren las condiciones de resguardo de nuestro patrimonio y hasta felicitaría el emprendurismo de la iniciativa privada que suele disfrazar la absorción de los bienes e instituciones del Estado a través de la utopía del mejoramiento de los servicios, lo cual hasta ahora no ha ocurrido necesariamente así. Además, para poder concretizar este proyecto, el Muma pretende que el Estado a través del Inguat, le ceda el terreno donde se ubica actualmente el Mercado de Artesanías, ya que sería el lugar donde se ubicaría este museo, por su cercanía al Aeropuerto Internacional La Aurora.

Se puede decir que el Munae posee la colección más grande e importante de la Civilización Maya, recuperada a través de investigaciones científicas, siendo así un recinto importante del patrimonio del país, cuyo resguardo le compete al Estado, lo cual no implica que no se permitan o acepten colaboraciones, donaciones y/o trabajos coordinados con las empresas privadas y otras instituciones que deseen apoyar al fortalecimiento de la prueba material de nuestro pasado.

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