Hace varias semanas le pedimos al Contralor General de Cuentas de la Nación, Carlos Mencos, que hiciera el favor de presentar su renuncia al cargo que está ocupando por segunda vez debido a que por los resultados que ha arrojado la institución a su cargo o es un profesional incapaz o un sinvergüenza, porque con los casos de corrupción que el Ministerio Público y la CICIG han estado destapando, él solo se ha dedicado a chupar llanta.

La Contraloría General de Cuentas de la Nación es la institución Constitucional con la que se plantea la regulación del uso de los recursos públicos y es, por ende, la encargada de acompañar, indagar, verificar, castigar administrativamente y denunciar para los procesos penales a todos aquellos que hayan hecho malos manejos de cualquier recurso del Estado.

Pero resulta que el que fue contralor en períodos de tal descaro como con los Colom Torres y Pérez Baldetti, y apenas pudo armar unos cuantos casos contra alcaldes de pequeña importancia que, muchos dicen, pagaron porque no llegaron al “precio” para salir tranquilos. Si aunque solo fuera eficiente contra todos los alcaldes y persiguiera al rey de la transa en la municipalidad de Guatemala, por lo menos un mínimo argumento tendría en su favor, pero ni eso.

¿Será que Mencos no supo de Alejos, de Cohesión Social, de los negocios sucios en Energía y Minas y Comunicaciones, Fertilizantes, TCQ, agua mágica? Si no encontró corrupción con la UNE y el PP, no verá un elefante en un elevador.

Ayer, Mencos fue mencionado en la exposición del juez Miguel Ángel Gálvez por el Caso de Cooptación del Estado ya que, según varios testigos, frecuentemente visitaba a Juan Carlos Monzón.

No le vamos a pedir la renuncia a Mencos por lo que salió en el caso, porque estamos seguros que en ese proceso se ahondará mucho más y quedará en evidencia cuál fue su verdadero rol en la relación con quienes ya sabían que sería nombrado igual que la primera vez que fue electo.

Pero sí le vamos a pedir, nuevamente, que renuncie porque no hace su trabajo ya sea por incapaz o por sinvergüenza. Lastimosamente, estamos casi seguros que capacidad tiene y eso refuerza nuestra urgente necesidad como país de exigir un nuevo Contralor.

Y el rescate de la institución no puede esperar más. Resulta que Mencos, Nora Segura, y nos podemos ir más atrás, hasta Marco Tulio Abadío, Oscar Dubón Palma o Joaquín Flores España para ver que todos han sido resultado de un pacto de impunidad con los políticos de turno.

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