Raymond J. Wennier

No soy psicólogo y hablo solo con el conocimiento de lo que la vida me ha enseñado y por eso hago la siguiente reflexión. Juan y María son representativos de cada uno de nosotros y su historia es la nuestra.

Si Juan, o María o sus hijos están expuestos a algo, una situación constante, ese “algo” se vuelve costumbre, algo normal y se percibe como “correcto” especialmente en la manera de proceder en situaciones variadas que constituyen nuestra vida.

En educación decimos que una estrategia de aprendizaje es la repetición del tema; eso sí, utilizando múltiples formas, léase usar los cinco sentidos, más el sexto, que opino es el emocional. Es así como se arraigan los conocimientos y habilidades que presenta el currículo y sus temas colaterales que son todos aquellos de interés para los alumnos.

Todas las experiencias diarias que nos presenta la vida pasan por un filtro que se llama Sistema Límbico, donde la Amígdala tiene a su cargo medir y ver cómo pone las emociones en el proceso de aprendizaje. Hay otros lugares en el cerebro que son esenciales en este proceso como el Hipocampo, el Cerebelo y el Lóbulo frontal donde están localizadas las funciones ejecutivas. Cuando el cerebro está tranquilo, es más ágil y flexible. Sin embargo, cuando está bajo mucho estrés, se “endurece” y no permite el flujo normal de los estímulos que son distribuidos a las diferentes partes del cerebro y así colaborar cada área en forma integral para la ejecución deseada. No hay área en el cerebro que funcione totalmente aislada de otras áreas.

Si tenemos un gran susto, de inmediato entra a dominar el cerebro más primitivo, el Complejo Reptiliano y cierra el flujo de estímulos a la parte del razonamiento, la corteza prefrontal, más bien, se queda en una de las tres F. Fight (pelear), Flight (huir) o Freeze (paralizarse).

Abraham Maslow publicó su libro “A Theory of Human Motivation” en 1943. Propuso una jerarquía de necesidades que todo ser humano tiene que satisfacer y son tener, recibir, sentir; desde las necesidades biológicas y fisiológicas, las de seguridad, las de sentir que pertenece, que ama y es amado por otros o por un grupo, ya sea familiar o de otra clase pero que para una determinada persona, es su “familia”.

Si la persona no puede satisfacer esas necesidades, se establece un caldo de cultivo para las siguientes situaciones que apunto, en las que me enfocaré en los niños y los jóvenes, hijos de Juan y de María que son muy impresionables y fácilmente afectados por elementos que son efecto de la NO satisfacción de las necesidades básicas; son:

1. VIDA. La vida es dura, dicen los ancianos, pero es aún más dura cuando no se tiene dónde dormir y no se sabe cuándo tendrá su próxima comida.

2. VER situaciones dentro y fuera de la casa que riñen con la moral y los valores que son normalmente aceptados. Si ven a papá o mamá, emborracharse, tratarse agresivamente y tratar a otros de igual forma y a menudo, se va formando la impresión de que ese comportamiento es normal y que así se arreglan las cosas.

3. VIVIR. Si los niños o jóvenes son sujetos directos o indirectos de actos negativos, es probable que ellos a su vez los cometan. Lamentablemente muchos de esos actos negativos provienen de la falta de satisfacción de los niveles de la jerarquía de Maslow.

4. VAGANCIA. Según publicaciones recientes de prensa escrita, tenemos más de un millón de niños y jóvenes que no asisten a la escuela. Eso es la base de dos cosas, una, buscar las satisfacciones a sus necesidades y dos, aumentar la vagancia, lo que significa no estudiar, no trabajar, no interesarse por cosa alguna, no sentirse capaz de desempeñar una labor y se mantienen en la calle con “amigos”, grupos que los “quieren” y les dan la oportunidad de “valorarse”. La creatividad de estos niños y jóvenes sin ocupación productiva puede hacer que su conducta se desvíe hacia actos que riñen con la ley; actúan en grupo como no lo harían individualmente. Eso es la “peer group pressure” hoy conocida como “Cowards Courage”.

5. VIOLENCIA. Desafortunadamente estamos viviendo los resultados de esa “creatividad” en actos como violaciones, extorsiones, robos, amenazas. Hay muchos Juanes y Marías que lo sufren cada día. La satisfacción de las necesidades en estos casos, resulta en actos cada vez más violentos. Está bien documentada la información sobre jóvenes y ahora niños, que consumen drogas cada vez más potentes y peligrosas y en manejo de armas también cada vez más sofisticadas.

Lamento decirlo, pero mi apreciación es que toda la primera parte de este artículo es sobre cómo se arraiga el comportamiento en el ser humano y la segunda parte es demostrar que una vez arraigado un comportamiento, es tremendamente difícil cambiarlo. Las necesidades no satisfechas son en gran parte causa de este problema. ¿Qué hacemos?

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