Francisco Cáceres Barrios

Está bien que entre la gente joven exista mucha sorpresa y asombro por lo sucedido el pasado lunes 18 de julio en la cárcel de Pavón ¿Pero qué otra cosa podíamos esperar los de mayor edad cuando llevamos más de 30 años de estar haciendo todo lo posible para declarar inexistente el Sistema Penitenciario del país, en donde cárceles construidas para mil reos, por ejemplo, ahora las ocupan hasta tres mil? De esa cuenta, me pareció totalmente desacertado quien le preguntó al actual Ministro de Gobernación por qué no se tomaron las medidas preventivas para evitar que asesinaran al capitán Byron Lima y a 13 personas más, resultando gravemente heridas diez y nueve con armas de fuego y esquirlas de granada, que tranquilamente ingresaron a la cárcel evadiendo los inútiles llamados métodos de control o de supervisión.

Es obvio que el efectivo control de todas las cárceles del país se realiza por los reclusos organizados en clanes, pandillas, maras, mafias o como usted prefiera llamarlas. Ellos, en especial los cabecillas, son los que toman las decisiones y por ello es que los directores o jefes terminan siendo peleles del sistema imperante percibiendo buenos ingresos y la pasan bien ante las circunstancias. De ahí que resulte imposible esperar que las cárceles que ahora existen en Guatemala puedan integrarse a un sistema penitenciario que propugne por mejorar, renovar o desarrollar sistemas de reinserción para sus residentes, cuando lo que hay que hacer es «borrón y cuenta nueva», partiendo de cero, hasta implementar un sistema que vaya cumpliendo objetivos claramente definidos de cinco o más años plazo.

En otras palabras, es necesario insistir en que las políticas públicas, en especial la del sistema penitenciario del país, deben hacerse y desarrollarse sobre bases certeras y posibles de realizar y no más con criterios particulares presidenciales o del gabinete de turno influenciados por los intereses politiqueros y personales con fines de lucro y no sobre bases técnicas y científicas, lo que debiera predominar. Quedamos entonces ¡Otra vez advertidos! Que si el cambio no se empieza a hacer hoy de manera radical y a fondo, mañana volveremos a estar sufriendo el impacto de hechos que distan mucho de lo que realmente desea nuestra sociedad y digo esto último especialmente, porque hay que ver y oír los reportes noticiosos de sinnúmero de países del mundo en que nos pintan como los más desalmados, retrógrados e inhumanos del orbe. «No por madrugar, amanece más temprano» dice el refrán, está en manos del actual gobierno el poder empezar a hacer las cosas bien y con buena letra, porque lo hasta ahora padecido de verdad que no tiene madre.

Artículo anteriorO lo matan o se va a lo privado
Artículo siguienteEl sistema ha funcionado a la perfección