Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Sé para ti mismo un crítico severo”
Nicolás Boileau

Desde hace muchos años nuestra Constitución garantiza dos derechos que se enfrentan, en determinadas ocasiones, y que sin tiempo ni espacio, siguen conformando una antinomia, por ejemplo, la libre locomoción y la manifestación siendo de jerarquía constitucional los dos, el Estado es el único encargado de fijar los límites de cada uno.

No existe norma alguna tan general, que no tenga excepciones, y los dos derechos mencionados lo tienen, veamos: Se puede manifestar, pero respetando en todo momento del Derecho de Locomoción de la generalidad de los ciudadanos.

Cada vez que a lo sumo cuarenta personas deciden manifestar, no sabiendo la generalidad si logran su objetivo o no, el problema que crean, es tan grande que pueden lograr que se paralice el tránsito de dos a cuatro horas mínimo, y escribo que se trata de apenas cuarenta personas, si son mil, naturalmente el atraso es superior.

En mi carácter de ciudadana, respetuosa de los dos derechos antes mencionados, si a alguien se puede criticar por su inoperancia, es al Estado en su generalidad, ya que a ellos corresponde velar porque los dos derechos se cumplan, sin que ninguno de los dos colisione con el otro.

¿Cómo hacerlo? 1) Tiene que existir voluntad política por parte de los agentes encargados de velar por el cumplimiento de los dos, 2) Tener interés en resolver los problemas de fondo que dan surgimiento al problema, y 3) Contar con un equipo de manejo de crisis para evitar crear problemas a quien se deben: La población.

¿Por qué permitir que cierren completamente calles y avenidas principales para cumplir con su derecho los manifestantes? Lo más sencillo sería otorgar el permiso, pero que se divida la calle por medio y que ellos ejerzan su derecho, y los vehículos circulen en la otra parte de la calle, así estarían respetando los dos derechos, o la pregunta del millón ¿Por qué no vemos manifestaciones los sábados? Se puede lograr mucho, si no la respuesta está en el resultado de las manifestaciones pacíficas del año pasado.

Si existen manifestaciones estás son efecto de uno o varios problemas, por ejemplo: Falta de respuesta, o falta de autoridad, la primera, cuando los problemas son reales, y no existen políticas para resolverlos, la segunda, cuando unos cuantos aprovechados que no trabajan, porque los dirigentes de los sindicatos no trabajan, sirviendo la mayoría de las ocasiones a intereses particulares, manifiestan como lo hemos vivido en tantas oportunidades, sin una causa justa.

Ningún gobierno ha tenido un buen manejo de crisis, más aún en muchas oportunidades han creado o sido parte fundamental de las mismas, por lo que, no se solventan y continúan los problemas creciendo cada día más, provocando en la población desasosiego, molestia y decepción, ya que venimos arrastrando problemas sin resolver desde la época de la Colonia, y no vemos la luz al final del túnel para solucionar las mismas.

Por todo lo anteriormente expuesto, considero que existen derechos preestablecidos, que colisionan con otros de la misma jerarquía e importancia, pero que es deber de las autoridades, hacer que se respeten y se cumplan tanto unos como los otros, siempre con los límites que ambos tienen, porque no existen derechos absolutos, un derecho termina, exactamente, donde principian otros, y que el derecho de manifestación se debe respetar tanto como el de libre locomoción, cuando uno de los dos se veda, no existe justicia.

Insto, por lo tanto, a las autoridades, que así como cobran impuestos, tenemos Emetra hasta en la sopa, se nos exige cumplir con todas nuestras obligaciones, asimismo se hagan valer nuestros derechos, sin importar de qué generación sean, un derecho es un derecho, y los funcionarios públicos reciben un salario para hacerlos cumplir, desde el Presidente, hasta el que recoge la basura.

Artículo anteriorMorales evita pronunciarse sobre masacre en Pavón
Artículo siguienteCausas Histórico-Políticas de la Desunión Centroamericana Parte II