Desde siempre, los sectores que han sido beneficiados del sistema económico y de la distribución de beneficios acaparados por unos pocos en Guatemala, afirman que la estabilidad económica es lo más importante en el país sin poner sobre la mesa de discusión qué significa esa estabilidad.

Porque la economía ha sido estable, históricamente, para asegurar que no haya sobresaltos en cuanto a la cantidad de pobres que hay en el país y para que los privilegios se mantengan en pocas manos.

La cacareada estabilidad depende de las remesas de nuestros migrantes y de los recursos del crimen transnacional, porque los centros productivos en su mayoría, no han querido ser parte del impulso social de una mejor calidad de recurso humano sino que con la búsqueda de un salario mínimo cada vez más castigador, se quiere seguir produciendo lo mismo.

Ha sido tan estable Guatemala para mantener su economía, que la tradición de no cumplir con la tasa tributaria y con las reglas de reporte de las empresas de recaudación del IVA o las mañas de algunos para cobrar créditos fiscales, al ser perseguida causa inestabilidad para empresarios, inversionistas o sectores promotores del país como mercado.

La estabilidad económica del país se basa en que el crecimiento se quede en su mayoría en los mismos que incluyen, obviamente, a todos los financistas de campañas políticas, a las empresas del sector de energía, infraestructura, medicamentos, etc., por ejemplo, que tienen el favor de los políticos de turno.

Ya hemos hablado de la problemática que representa para el país que los mismos funcionarios, de los más cercanos al Presidente, estén tratando de buscar justificaciones para las prácticas tradicionales que han terminado castigando a Guatemala a cambio de generar esa “tranquilidad y estabilidad” que piden los promotores de las reglas claras que son, ni más ni menos, los que piden que den como válidas las transas de la corrupción.

La estabilidad económica en Guatemala no es una joya. Al contrario. La forma en que se ha conseguido por medio de la defensa de la evasión y todo lo que sea usar el muro de impunidad para hacer los negocios, debería ser una vergüenza.

Porque tenemos que reconocer que el país tiene necesidades mucho más grandes que motivar a los inversionistas y a los exportadores. Guatemala tiene la obligación de brindar servicios a su gente, especialmente, a aquellos que no tienen ni las lujosas salas de sesiones ni eventos donde ir a explicar por qué hay muertes por hambre cada día. Urge gente que entienda.

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