Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt
Todo parece indicar que nos preocupa más conocer la opinión ciudadana por la gestión realizada por Jimmy Morales en los primeros seis meses al frente de la Presidencia de la República, que conocer el sentir de la población sobre que las cosas sigan igual que antes, con la única excepción de la gestión del Ministerio Público y de la CICIG por enjuiciar a quienes de una y mil maneras se volvieron ricos con los recursos del Estado. ¿No cree usted amable lector que ha pasado mucho tiempo sin que hayamos logrado reducir el innecesario número de diputados al Congreso o de eliminar de tajo el costoso e inoperante Parlacen, como ir recortando paulatinamente la enorme burocracia estatal que le resta un elevadísimo porcentaje de sus ingresos, sin redituarle a los contribuyentes con servicios de mejor calidad y cantidad?
Alguien podrá decir que esa no es función de los ciudadanos, sino que es atribución propia de las autoridades a quienes democráticamente les encargamos dichos asuntos pero, aquí está lo malo, pues si seguimos pensando que de ellos van a partir tantas iniciativas estamos perdidos, por lo que mejor sería irnos buscando una buena banca en el parque Centenario para esperar sentados que esa ilusión se haga realidad. Al contrario, yo creo que la ciudadanía no debiera seguir con su tradicional actitud contemplativa, ni viendo con indiferencia la parsimoniosa lentitud de nuestras autoridades para resolver tantos y tan variados problemas que nos afligen, pues vaya si no tenemos un montón de cosas por resolver.
¿No se han dado una pasadita por los alrededores del Hospital General San Juan de Dios o del Roosevelt para ver, escuchar y así comprobar las penas, los sinsabores y las angustiosas necesidades que está pasando nuestra gente que sigue sin aceptar que el Ministro de Salud siga diciéndole a los medios de comunicación que debiéramos estar muy contentos por haber llevado al 70 por ciento promedio el abastecimiento de medicinas. ¿Es que la situación económica del país, y su enorme desigualdad social, no es lo suficientemente crítica para esperar que a ese paso estamos acabando con la vida de nuestra población?
Esa es la razón por la que creo que toca a nosotros poner la parte que nos corresponde, exigiéndole a nuestras autoridades el cumplimiento de sus deberes y, siguiendo el ejemplo de quienes también preocupados por la crisis institucional generalizada, interponer cuanto recurso legal sea posible para evitar más daños de los que ya se han ocasionado. Triste es reconocerlo, pero si no es con la participación activa de la población los cambios no se van a producir.







