* Julio Roberto Bermejo González
jrbermejo@bermejolaw.com
En diversos momentos hemos señalado que el Congreso de la República está atravesando momentos políticos muy difíciles, debido a los numerosos actos de corrupción que se han identificado en su interior, y creo que es saludable recordarle a la ciudadanía que tiene esperanza que la corrupción y la impunidad desaparezcan, que en el Congreso de la República han salido a luz hechos repugnantes totalmente extraños a la institución representativa de la voluntad popular. Un somero bosquejo nos pone en contexto:
1. En una publicación anterior destacábamos que todos los poderes del Estado deberían razonablemente integrar sus presupuestos y que no es aceptable en un país pobre, insatisfecho en múltiples necesidades, que el Congreso de la República se asigne un presupuesto que ahora está comprobado que no solo le alcanza para pagar altos sueldos, bonificaciones, bonos, etc., totalmente desproporcionados, para beneficiar a la inmensa plantilla de empleados, unos que trabajan, otros que no hacen nada, otros titulares de plazas-fantasma y la mayoría, que no tiene las calidades que el puesto asignado demanda; pero no solo el personal es exagerado en su número sino los sueldos no están acorde a la actividad que se desarrolla. Todo esto tiene su origen en un pacto sindical ilegítimo que un mal Presidente del Congreso celebró con el Sindicato sin atender la normativa vigente y ello afecta de nulidad ese pacto de condiciones de trabajo, el que ya debió haber sido denunciado;
2. A lo anterior se suma, no el sueldo de los diputados, sino los viáticos, viajes injustificados, alimentos que cobran los diputados, las abusivas remuneraciones por asistencia a reuniones de comisiones, Bono 14 o reuniones internacionales de poca importancia. Este tipo de despilfarro solo se da porque el propio Congreso aprueba su presupuesto y éste da para todo; y después del gran despilfarro, todavía les sobran millones dándose el lujo de calificarlo como un ahorro. Uno de estos ahorros, de ochenta y dos millones de quetzales, fue el que se perdió por depositarlos en una financiera. Los diputados deben de comprender que ser electos como tales les da una dignidad especial y que deben servir a la Nación y no servirse de ella. Una mancha más en la conducta de los diputados es que se asigne a su discreción personal a su servicio, como asesores, ujieres y asistentes. El Congreso debe funcionar con un equipo competente y suficiente de secretarias y un equipo competente de asesores en las diversas materias al que los diputados deben acudir para ser asesorados. Esto requiere una nueva reforma a la Ley Orgánica del Congreso, pero sin lugar a dudas haría más eficiente la labor del Congreso. La experiencia ha demostrado que los señores diputados han carecido de un competente cuerpo de asesores;
3. Los señores diputados, con sus limitadas excepciones, son sujetos no dignos de la calidad que ostentan y esto se ha manifestado en que muchos están sujetos a un procedimiento de retiro del derecho de Antejuicio por haber creado plazas fantasma y otros actos delictivos, cuyo alcance es de conocimientos de la ciudadanía, lo que los convierte en indignos para ostentar la calidad de Diputados al Congreso de la República;
4. Los señores diputados no han respondido suficientemente al clamor de la ciudadanía para combatir la corrupción y su secuela la impunidad, y esto está perfectamente perfilado en lo siguiente:
4-A) El cambio al sistema político está fincado en la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la que debería modificarse en aspectos tales como: 1) El financiamiento de los Partidos Políticos y este cambio necesario no se introdujo adecuadamente en la reforma que se le hizo a la Ley, lo que determina que el financiamiento incontrolado e ilegítimo podrá continuar. El financiamiento privado creo que ha dejado muy mala experiencia en el manejo de las elecciones; 2) No se afirmó la posibilidad de democratizar la vida interna de los partidos políticos, a efecto de que no solo sean mecanismos electoreros sino su funcionamiento sea como verdaderas escuelas de democracia; 3) En la reforma que se introdujo no se consolido al Tribunal Supremo Electoral como verdadero Tribunal Supremo y ello determinará que sus decisiones no sean supremas, sino estarán sujetas a otras instancias. Esto debilita al Tribunal. La citada Ley Electoral debe sujetarse a una nueva reforma que rectifique las deficiencias con que fue emitida.
4-B) Varias otras Leyes demandan una razonable reforma, tales como la Ley del Servicio Civil, la que debería ser una para todas las instituciones y no se dé el caso de que el Congreso, la Corte Suprema o la Corte de Constitucionalidad tengan su propia Ley de Servicio Civil; también, la Ley de la Contraloría de Cuentas; la Ley Orgánica de la Administración Tributaria -SAT-; La Ley del Régimen Penitenciario; la Ley en Materia de Antejuicio; La Ley de Probidad y Responsabilidades de Funcionarios y Empleados Públicos; la Ley de Aeronáutica Civil; la Ley de Consejos de Desarrollo; y muchas otras leyes cuya reforma es necesaria para que el aparato estatal funcione con eficiencia.
El Congreso de la República está en deuda con el pueblo de Guatemala porque a él le corresponde la función legislativa, y en este aspecto ha sido claramente deficiente. Es necesario que los Partidos Políticos representados en el Congreso asuman su responsabilidad; y no está demás señalar, que el Presidente de la República debe asumir el liderazgo que le corresponde y oriente los cambios que el país necesita. Se ha señalado que no tiene Partido Político, pero esa amalgama de tránsfugas que se vincularon al mini Partido que lo llevó al poder, deben de ser consecuentes con lo que el Presidente de la República dice que es su línea política.
*Doctor en Derecho







