Raúl Molina
El poder político, cuando no existe una fuerza dominante, pasa por la formación de alianzas. Se hacen negociaciones y concesiones que permiten acumular fuerzas para la obtención de objetivos sustanciales. La derecha lo ha entendido bien. El PP y Lider fraguaron su alianza para asaltar el Estado y definir el proceso de elecciones, en 2015, mientras que ahora el FCN-Nación y la UNE confían en manejar los privilegios del Congreso. Una alianza aún más firme, la del sector privado, se logra en el CACIF, a pesar de las diferencias, grandes o minúsculas, que existan entre sus asociados. Y una alianza más general para garantizarse el poder político durante décadas fue la del CACIF, Estados Unidos y el Ejército, como triángulo de poder que condujo las políticas de contrarrevolución y contrainsurgencia de 1954 a la firma de la paz. Para los partidos de centro-izquierda la unidad ha sido esquiva, al no existir estrategias de alianza, e iguales problemas ocurren al interior de las fuerzas sociales progresistas, separadas entre sí y de las fuerzas políticas progresistas.
En años recientes, la RPDG y el MUPP han planteado la necesidad de “la unidad en la diversidad” de las fuerzas sociales y políticas progresistas. Lamentablemente, al producirse la crisis de 2015, que llevó a la expulsión de Otto Pérez y Roxana Baldetti del gobierno, no se había avanzado lo suficiente como para incidir de manera más determinante en el “movimiento ciudadano por la dignidad”. Ambas entidades participaron en el mismo y, pese a la trampa del proceso electoral, no han cesado en sus esfuerzos. En los seis meses del gobierno actual, junto a otros vienen insistiendo en la reforma o refundación del Estado. Ante los signos de colapso del Estado y las críticas crecientes al gobierno de Jimmy Morales -incapacidad y militarización- al Congreso, a la CSJ y a la CC, se hace necesario acelerar los procesos de organización y unificación para recuperar el dinamismo de la ciudadanía. Para ello, se hace necesario definir una estrategia de alianza ciudadana.
Para retomar el rumbo, que se inició en abril de 2015, RPDG y MUPP han convocado a un desayuno de reflexión para el martes, 12 de julio, en Casa de Cervantes, para sentar bases para la estrategia de alianzas que propondremos a otros colectivos que también han continuado organizándose en términos de la necesaria transformación del Estado. Como se aprecia en la invitación, ésta es selectiva, para generar la debida confianza, ya que el intento de políticos con intereses particulares y no ciudadanos de aprovecharse del movimiento de 2015 o desvirtuar el objetivo de la transformación del Estado ha sido un mecanismo de los “poderosos” para tratar de descarrilar los esfuerzos. El “movimiento ciudadano por la transformación del Estado” tendrá que abrirse ampliamente, para sumar a muchas más personas, grupos, colectivos, organizaciones y fuerzas políticas y sociales; pero, al no llegar todavía a la explosión de la crisis de gobernabilidad, aún hay tiempo para proceder con pasos cautelosos y firmes. Será la forma de iniciar la cuenta regresiva para erradicar el sistema político que nos ha llevado a ser Estado fallido.