Raúl Molina

Como personalmente se lo hice notar a José Rubén Zamora, director de elPeriódico, cuando en 2015 coincidimos en las manifestaciones de la Plaza de la Constitución, admiro su trabajo y el liderazgo que ha tomado para enfrentar la corrupción y hacer caer a los corruptos. Me sorprendí, sin embargo, al ver el título de su artículo del 29 de junio: “Izquierda continental rechaza a la CICIG”. Como soy de izquierda y no solamente apoyo hoy a la CICIG sino que contribuí con mi granito de arena a su aprobación en la ONU, desde el tiempo en que las organizaciones de derechos humanos de Guatemala solicitaron su formación, me preocupó el título y más aún al ver que en el cuerpo del artículo se atribuía el rechazo al Foro de São Paulo, en su reciente reunión en San Salvador. Leí el artículo completo y me encontré con que hay una interpretación incorrecta de la declaración del Foro. Hay dos ideas en el planteamiento del Foro: una, que se reconoce positivamente la labor realizada por la CICIG en Guatemala y, dos, la idea que comparto totalmente, de que Estados Unidos trata de aprovecharse de la buena imagen de la CICIG, entidad de la ONU, para generar entidades parecidas, bajo la tutela de la dócil OEA, para perseguir los intereses imperiales, que incluyen la desestabilización de gobiernos progresistas por toda América Latina y el Caribe.

Para cumplir mi llamado a la precisión, transcribo lo que recoge José Rubén en su artículo: “En Guatemala, Estados Unidos está aprovechando el trabajo a favor del fortalecimiento de la justicia que ha impulsado la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) creada por la ONU, originalmente a raíz de los Acuerdos de Paz, para desmantelar las estructuras de poder paralelo que sembraron el terror en el país entre 1954 y los primeros años de la década del noventa. En ese sentido, aunque el fortalecimiento de la justicia que se está produciendo en Guatemala es real y beneficioso para el país, la intención de Estados Unidos es crear un efecto demostración, que les permita promover comisiones internacionales similares, controladas por ellos, como ya pasó en Honduras con la creación de una Comisión en el marco de la OEA, para intentar desestabilizar al gobierno del FMLN en El Salvador y probablemente intentaría hacerlo más tarde en contra del FSLN en Nicaragua”. El Foro no descalifica el propósito y los resultados positivos de la CICIG; pero previene sobre las aviesas intenciones de Estados Unidos, que son obvias para los analistas políticos que hemos seguido la pista del imperio desde el cercenamiento de la Primavera Democrática en 1954.

La falta de precisión sobre el texto del Foro surge también de la noticia en El Comercio de Ecuador, que al remarcar la injerencia del imperio con la creación de organismos como la CICIG introduce confusión. Comparto la profunda vocación anticorrupción de José Rubén y dudo, igualmente, de personajes involucrados en la política nacional, ya sean de la clase política o empresarios que inciden con sus recursos; pero, en aras del merecido prestigio que se ha ganado valientemente, considero que la precisión es un elemento indispensable.

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