Jorge Santos

Esta pregunta que realizo, no vaya a usted a creer que es nueva, o bien que es producto de la coyuntura actual, ni siquiera es en base a que el Presidente decidió en su ya tradicional forma lacaya de actuar, que era necesario lo innecesario y aprobó un desfile oneroso y sin sentido. Esta pregunta tiene sus fundamentos y precisiones en un recorrido histórico necesario de evaluar.

En las ciencias sociales y políticas clásicas los ejércitos son vistos como meros instrumentos de la clase dominante y es que a lo largo de la historia esto no es más que una evidencia al alcance de todos. El Ejército de Ubico era el instrumento de represión y violencia contra las poblaciones indígenas y empobrecidas sobre las cuales construyó el poder de los terratenientes. ¿Qué decir de la Primavera Democrática? El Ejército fue el instrumento que vendió la nación al imperio y con ello dio paso a uno de los mayores y más violentos genocidios conocidos en el continente de la historia reciente.

Pero si eso no fuese suficiente en la historia de este país, el Ejército ha sido defensor de los intereses más espurios y mezquinos. Fue capaz de cometer genocidio contra la población guatemalteca, contra sus hermanos y hermanas, para defender los intereses de la acumulación del capital. Bajo el principio de defender el status quo (que además no les era propio) cometieron más de 150 mil ejecuciones extrajudiciales y desaparecieron forzosamente a más de 45 mil personas, incluyendo aproximadamente a 5 mil niños y niñas.

Si aún y con esos datos, usted insiste en defender el mal llamado honor de esta institución, tal vez los siguientes datos le convenzan que no existe razón suficiente para su existencia. A pesar de las ingentes necesidades que existen en el país, hoy entregamos más de nuestros recursos a las fuerzas armadas que a la alimentación, al desarrollo social o a la justicia. El Ministerio de Defensa cuenta con Q813.2 millones más que el encargado de la política de empleo; también goza con más de Q1.052.7 millones que el desarrollo social y con más recursos que todas las instituciones de justicia en su conjunto. De esa cuenta es que es mejor pensar en el viejo refrán de lo que no sirve no estorba y que esta institución: el Ejército, debiese eliminarse para ceder recursos al resto de obligaciones a las que el Estado de Guatemala debe garantizar. De tal cuenta mientras más invertimos en el Ejército menos posibilidades tendremos para superar la crisis.

De tal cuenta que, es mil veces más digno, defender la vida, el agua y el territorio, que vitorear a una institución que ha cometido actos de genocidio, desaparición forzada, violencia sexual, corrupción y nepotismo.

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