Francisco Cáceres Barrios
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La señora Michelle Obama expresó esta frase ante un auditorio reunido en España invitada a disertar sobre la desigualdad de sexo y las contradicciones tanto en países en vías de desarrollo como en los que ya han superado esa etapa. Esa afirmación no es nueva, la hemos repetido muchos comentaristas cada vez que apreciamos intenciones de nuestros políticos de cambiar el país o de reformar métodos y sistemas para mejorar nuestra vida en sociedad a base de legislación. Por ejemplo, siempre hemos dicho que nuestra Constitución emitida en 1985 no es mala, como que la excusa de cambiarla no es válida hasta que no se hayan aplicado correctamente sus normas. Pero por seguir teniendo un Organismo Legislativo que no sirve para nada, cosa que se ha demostrado hasta la saciedad por la pésima calidad de las leyes que ha emitido y que los mal llamados representantes populares solo llegan a ver que más se meten dentro de la bolsa, se sigue con el afán de emitir nuevas o modificar leyes existentes con el fin de lograr sus aviesos fines.

Ahora estamos frente a otro caso similar, el proyecto de reformas a la Ley de Servicio Civil del Organismo Legislativo, el que según los ponentes busca evitar la contratación de familiares, de gente sin preparación alguna o hacerlo a través de un descarado y corrupto tráfico de influencias, sin embargo, con solo darle la primera leída salta a la vista que la directiva del Congreso, la principal causante a ojos de todo el mundo de las barbaridades cometidas con el mal uso de los recursos públicos, seguiría definiendo los salarios del personal a su mejor discreción. Vean qué caso. ¿Para qué entonces la alharaca y tanto tiempo perdido? Bien sabemos todos que si algo sobra en el Congreso son recursos y cualquier ciudadano está enterado que si algo sobra en ese organismo es el exagerado número de asesores, quienes lo que menos hacen es contribuir a lograr un organismo eficaz y digno representante de la población.

Otra pregunta más obligatoria: ¿cuál es el afán del Congreso de seguir haciendo las cosas al revés? ¿Por qué no empezar diseñando un programa completo que incluya la calificación, clasificación y evaluación de puestos y salarios para el Congreso?, ¿A cuenta de qué piensa emitir una ley estableciendo que la directiva de ese Organismo, a su discreción, va a fijar los salarios que devengarán los empleados? No nos queda entonces otra alternativa, la población debemos rechazar masivamente que los diputados pretendan seguir haciendo lo que les venga en gana. ¿Hasta cuándo vamos a dejar de permitir el mal uso de los recursos públicos?

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