Cuando escuchamos cómo es que se quiere proteger el derecho de antejuicio de parte de los diputados de UNE, tenemos que pensar en el círculo vicioso que es el manejo del poder en Guatemala en donde esos mismos legisladores tendrían que aprobar reformas que buscan fortalecer ese sector justicia que les genera pavor por las investigaciones que, para arriba y para abajo en el nivel organizacional, podría alcanzar a las estructuras partidarias.
Antes de que haya sido planteado el tema en las mesas de diálogo de las cuales está informando el Comisionado Iván Velásquez, ya los temerosos han saltado a pedir que eso tiene que quedar fuera de cualquier discusión. Por supuesto, sabiendo que igual fue cuando se hizo la “reforma” política que no es más que aquel mamarracho que no tocó el tema del financiamiento de los partidos políticos ni de apertura en la participación y que lo mismo podrán hacer para tapar el ojo al macho en el sector justicia.
Pero todo esto es un círculo vicioso porque mientras una buena parte de la sociedad sabe que quiere un cambio pero no tiene idea ni qué es lo que éste debe incluir, los expertos de la vieja política hacen y deshacen para que, al final del día, sigan siempre siendo electos y protegidos por el muro de impunidad que poco a poco se ha ido botando.
Y es el patrón con el que se le quiere recortar fondos al Ministerio Público, no se cancelan contratos con proveedores de medicamentos que hacen donaciones, se mantienen las constructoras que siempre han financiado las campañas haciendo la obra de infraestructura y se parte el Listado Geográfico de Obras como que fuera pastel de piñata.
Guatemala nunca va a cambiar mientras sigamos siendo esa sociedad del círculo vicioso que ha vivido para aprovecharse de todo cada vez que se tiene la oportunidad. Por eso es que hay tantos hoy desde el sector empresarial, político, medios de comunicación, banqueros y hasta actuales funcionarios del más alto nivel, con el miedo de que “me están investigando”.
Cuando hayamos superado esa etapa porque sabemos que por nuestro actuar no hay nada que nos pueda implicar en casos de corrupción, podremos romper esas barreras que han sido los muros de la impunidad que garantizan que somos un país desigual, violento, racista y con una pobreza tan dramática.
Mientras tanto, el círculo vicioso quiere seguir protegiendo a esos que se vuelven millonarios con las prácticas ilícitas y que defenderán con uñas y dientes el sistema del que tanto se han beneficiado. Son el rostro del continuismo.