Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Ayer se produjo una turbia negociación en el Congreso de la República para detener la interpelación del Ministro de Salud Pública por la crisis en el abastecimiento de los hospitales, actividad parlamentaria que no se efectuó en virtud de un «compromiso» adquirido por el titular de la cartera para abastecer los hospitales en el plazo de un mes. El Ministro de Finanzas participó en el acto, literalmente hablando, firmando un documento mediante el cual asegura que dotará de recursos para cubrir necesidades.

La verdad es que en el tema del abastecimiento de hospitales hay mucha tela que cortar y es imposible que en 30 días se pueda superar un problema que se viene arrastrando desde por lo menos hace tres gobiernos, si no es que desde antes de eso. Materialmente no hay recursos ni forma de dotar a toda la red hospitalaria de lo que hace falta porque se han ido acumulando carencias y deficiencias durante mucho tiempo y aunque se pudiera surtir de cierto tipo de insumos o medicamentos, lo que hace falta es demasiado para suponer que el tema quedará resuelto gracias a ese compromiso que asumió el encargado del Ministerio de Salud.

Al hablar con los periodistas, el ministro engañosamente dijo que el compromiso significaba que si en un mes no cumplía, renunciaría al cargo. Eso no consta en el documento suscrito por el diputado interpelante, de la misma manera en que no constan los otros aspectos que hayan sido parte de la oscura negociación para impedir que se pudiera ejecutar el procedimiento parlamentario de la interpelación. Ni los miembros de la Comisión de Salud ni los compañeros de bancada del presidente de esa comisión, diputado Luis Hernández Azmitia, supieron por qué se frenó a última hora el interrogatorio. Todos los que se habían sumado a su esfuerzo por ejercer la fiscalización quedaron con los colochos hechos y absolutamente burlados.

En el tema de la red hospitalaria es importante el suministro de medicamentos e insumos, pero vista la realidad del país, tanto o más importante es verificar la transparencia de cualquier gasto que se haga porque ese ministerio ha sido verdadera viña y parte muy importante de la cooptación del Estado. No es casual que proveedores de medicinas estén entre los que han ido apareciendo en las investigaciones de los que se aseguran contratos desde que los políticos están haciendo campaña mediante aportes de campaña que son en verdad auténticos sobornos. Nada ha cambiado hasta el día de hoy en cuanto a los procedimientos para las adquisiciones y por ello es que junto a la verificación de si se cumple o no con la promesa de abastecer los hospitales en el plazo de un mes, tiene que determinarse cómo se concretó ese abastecimiento.

Desde ya me atrevo a decir que siempre habrá un pretexto, un argumento o razón para justificar que no se haya alcanzado la meta y defender la continuidad del ministro en su cargo. Hablarán de porcentajes, de grandes progresos, tortas y pan pintado, pero los enfermos seguirán siendo víctimas de la desatención histórica y secular.

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