Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“La madurez es un alto precio a pagar por crecer” Tom Stoppard.

Una noticia que cayó como bomba se hizo viral en las redes sociales, por la profundidad de su contenido, aunque alguien pudiera no verlo así, la verdad es que llama a una reflexión profunda, sobre los parámetros a aplicar, para dejar a los niños utilizar sin restricción alguna, las redes sociales.

Este elemento, de reciente introducción en la vida del ser humano, la ha venido a evolucionar y revolucionar totalmente, ya que se puede muy bien establecer un antes y un después de la existencia de las dichas redes.

Por ejemplo, antes de su aparecimiento, si se quería hablar con alguien en particular, se le llamaba por teléfono, o se le iba a buscar, hoy ya no es así, se envía un mensaje y en algún momento este es visto, cuando la persona muy pendiente de las mismas se encuentra, cuando no es así, probablemente al leer el mensaje, este ya no tiene sentido.

Un ejemplo alarmante, que afortunadamente no pasó de una broma de mal gusto, sucedió el miércoles, cuando apareció la fotografía de un niño, y el anuncio de la venta del mismo, para mayor dramatismo apareció en un sitio muy conocido en el país, en el que se ofrecen diversidad de productos, que los usuarios pueden comprar.

La información que se tiene, establece, que un menor de doce años, no se menciona la relación con el niño, aparentemente bromeando, utilizando el teléfono celular de su hermana, le tomó una fotografía al niñito, posteriormente la subió al sitio indicado, con la leyenda “Vendo Canche”, y como oferta, “Es un niño especial”.

La indignación cundió en las redes sociales, (pensando que se trataba de una red de traficantes de niños) se puso la denuncia, posteriormente se llevó a cabo todo un operativo por parte del MP, y al llegar al lugar en donde se asumió, se encontraba en venta el niño, resultó ser una broma del jovencito de doce años quien, tomó la foto al niño y lo ofreció en venta.

Se hace necesario analizar varios elementos, entre ellos los siguientes:

El preadolescente que colocó el anunció, sabía muy bien, cómo se colocan anuncios comerciales en la página mencionada, probablemente porque su hermana era usuaria de la página, y la tenía como un elemento en su celular, de allí no se comprende como subió la foto del niño el jovencito.

La hermana no tiene control de su propio teléfono, situación que permitió la broma de mal gusto, que se convirtió en un serio problema para las autoridades.

Los padres no tienen reglas de convivencia con el joven, ya que se armó todo un jaleo, y aparentemente, de los involucrados, nadie supo, nadie se dio cuenta, hasta que llegaron las autoridades.

Las consecuencias no pueden dejar de preocupar a los protagonistas y a la sociedad en general, de la inmadurez lógica por la edad del jovencito, pero más aún ¿A qué edad, puede un ser humano hacer uso de ciertos instrumentos tecnológicos? Porque en la práctica vemos niños de dos años en adelante, que saben marcar un número en el celular y realizar una llamada, yo tuve la oportunidad de ver a una bebita de esa edad llamar a su abuela por teléfono, la beba definitivamente no sabía hablar, pero marcaba perfectamente bien el número, y la abuela le contestaba.

Acá existe otro problema más, se hizo funcionar a todo el aparato estatal relacionado al tema, utilizándose recursos humanos y materiales, por una broma de mal gusto de un preadolescente que no tenía que hacer, y que actúa sin la mínima supervisión de los adultos que le rodean.

Existe un motivo para reflexionar ¿Hasta dónde debemos estar pendientes de las “travesuras” de un jovencito? ¿Cuán regularmente, debemos revisar nuestros aparatos tecnológicos para saber si algo extraño ocurre en las redes sociales a las que pertenecemos, o grupos de cualquier índole?

Me parece una llamada de atención, para ser más conscientes del buen uso de las herramientas tecnológicas a nuestro alcance.

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